/ domingo 27 de octubre de 2019

Protestas en el mundo

En varias partes del planeta se han dado en las últimas semanas protestas que nos hacen reflexionar el porqué en este verano hay tanta efervescencia social.

Nos recuerda un poco lo de 1968 con la Primavera de Praga, donde los Soviéticos aplastaron a sangre y fuego, en París, los conflictos entre manifestantes y la policía, seguido por México. También hubo repercusiones en otras ciudades como Madrid y en los mismos EU, cuando empiezan las manifestaciones contra la Guerra de Vietnam.

En estos días, hay levantamientos sociales en Hong Kong, en París nuevamente, en Ecuador, en Chile y también en Barcelona España.

En Hong Kong los jóvenes chinos no están acostumbrados a la rigidez del régimen de la Gobernadora China que ha de imponer sus reglas, ahora que esta ciudad capital mundial financiera está bajo el control de Pekín. Durante 100 años, Hong Kong fue posesión británica pero el cumplimiento de un acuerdo hizo que se entregara la ciudad a China.

Esto ocasionó que grandes capitales emigraran de esta ciudad asiática para establecerse en Vancouver, Canadá para no vivir bajo el régimen Chino, pero muchos ahí tuvieron que permanecer y ahora empiezan las inconformidades, que hay que reconocer, los chinos han tolerado y solo permanecen a la expectativa. Hay temor de que las autoridades endurezcan la respuesta y repriman las manifestaciones que han sido muy agresivas.

En Barcelona, la explicación es que el gobierno español, con su sistema judicial castigó a los independentistas que hace meses, pretendieron independizar a Cataluña, de España y que no habían sentenciado. Las sentencias provocaron la furia de estos rebeldes que salieron a la calle y fueron reprimidos.

Los españoles son duros con los que quieren separar Cataluña de España, pero esta es una tendencia que tarde o temprano se realizará y tendrán que aceptarlo. Aquí no hay motivos de economía social, el nivel de vida de los barceloneses es alto y no hay motivos de aumento de precios o encarecimiento de la vida, es francamente un asunto político.

No entienden los gobiernos al servicio del neoliberalismo que la gente ya está harta de medidas de encarecimiento y alzas de precios y que vivimos un momento difícil.

En varias partes del planeta se han dado en las últimas semanas protestas que nos hacen reflexionar el porqué en este verano hay tanta efervescencia social.

Nos recuerda un poco lo de 1968 con la Primavera de Praga, donde los Soviéticos aplastaron a sangre y fuego, en París, los conflictos entre manifestantes y la policía, seguido por México. También hubo repercusiones en otras ciudades como Madrid y en los mismos EU, cuando empiezan las manifestaciones contra la Guerra de Vietnam.

En estos días, hay levantamientos sociales en Hong Kong, en París nuevamente, en Ecuador, en Chile y también en Barcelona España.

En Hong Kong los jóvenes chinos no están acostumbrados a la rigidez del régimen de la Gobernadora China que ha de imponer sus reglas, ahora que esta ciudad capital mundial financiera está bajo el control de Pekín. Durante 100 años, Hong Kong fue posesión británica pero el cumplimiento de un acuerdo hizo que se entregara la ciudad a China.

Esto ocasionó que grandes capitales emigraran de esta ciudad asiática para establecerse en Vancouver, Canadá para no vivir bajo el régimen Chino, pero muchos ahí tuvieron que permanecer y ahora empiezan las inconformidades, que hay que reconocer, los chinos han tolerado y solo permanecen a la expectativa. Hay temor de que las autoridades endurezcan la respuesta y repriman las manifestaciones que han sido muy agresivas.

En Barcelona, la explicación es que el gobierno español, con su sistema judicial castigó a los independentistas que hace meses, pretendieron independizar a Cataluña, de España y que no habían sentenciado. Las sentencias provocaron la furia de estos rebeldes que salieron a la calle y fueron reprimidos.

Los españoles son duros con los que quieren separar Cataluña de España, pero esta es una tendencia que tarde o temprano se realizará y tendrán que aceptarlo. Aquí no hay motivos de economía social, el nivel de vida de los barceloneses es alto y no hay motivos de aumento de precios o encarecimiento de la vida, es francamente un asunto político.

No entienden los gobiernos al servicio del neoliberalismo que la gente ya está harta de medidas de encarecimiento y alzas de precios y que vivimos un momento difícil.