/ miércoles 20 de octubre de 2021

Por y para nuestros jóvenes

Durante toda mi trayectoria política, como servidora pública y hasta en el ámbito privado, he tenido la fortuna de rodearme de gente joven que, con su capacidad, su visión fresca y su compromiso inyectan una vitalidad particular a cada encomienda que he tenido frente a mí. Algunos profesionistas, algunos otros no, pero todas y todos con un deseo enorme de superarse como sucede a esa edad en que queremos forjarnos un destino sólido.

Lamentablemente a las y los jóvenes se le ha dejado a la deriva, la falta de apoyos y de una base sólida para el desarrollo profesional, académico, laboral y de vida en general, será una circunstancia que, tarde o temprano, terminará recalando en una situación desfavorable para nuestro país, ya que en el desarrollo juvenil se encuentra la solides de una economía y de todos los aspectos sociales que abarcan a una nación.

Lejos de la visión benefactora que otorgue recursos a diestra y siniestra sin saber si llega a las y los destinatarios, es urgente contar con políticas públicas inclusivas que incluyan a jóvenes sin importar el proyecto de vida que tengan. Esto quiere decir que tenemos que entregar tanto propuestas educativas, como alternativas laborales dignas y, sobretodo, un entorno sano y libre de violencia que les permita transitar por las calles con la tranquilidad de estar seguros en todos los aspectos.

La idea de capacitar a jóvenes y apoyarlos con una beca y, al mismo tiempo, pedir la transmisión de conocimientos de empleadores, resultaba atractiva, sin embargo, se pueden tener acciones de fondo que propicien el desarrollo y no sólo el bienestar inmediato y pasajero..

Hoy, en un momento histórico en que la violencia ha hecho presa a nuestro querido México, debemos rescatar al sector juvenil para sentar bases en el mediano plazo a fin de que las tentaciones del crimen organizado no les alcance porque tienen alternativas de vida dignas y suficientes para ellas, ellos y sus familias.

Debemos reimpulsar el apoyo de becas científicas en el entendido de la enorme capacidad que tienen nuestros jóvenes mexicanos, debido a que en la apertura de puertas a nivel internacional se acude directamente a nuestro país para reclutar talentos. En ese mismo sentido el apoyo a las universidades y a la educación en general debe traducirse en más recursos bien pensados, de tal forma que el acceso a una carrera académica sea una elección y no un obstáculo.

De la misma manera, requerimos un análisis legal que nos lleve a reformas en materia fiscal y materia laboral para generar incentivos que propicien la contratación de jóvenes, la simplificación de obligaciones fiscales y, desde luego, salarios dignos que sirvan para tener un futuro tranquilo y suficiente para sus familias.

El impulso del deporte, de las actividades culturales y científicas, debe ser más claro, enérgico y con recursos suficientes porque ello sentará las bases para una sociedad funcional, menos violenta y atenta a la prevención del delito al darles un piso mínimo a quienes empiezan con su vida.

El compromiso con los jóvenes no debe ser propio de un solo grupo, legislador o área gubernamental. Debe ser una visión integral porque sólo a través del tesoro de nuestra juventud devolveremos la paz y la grandeza al pueblo de México.

Durante toda mi trayectoria política, como servidora pública y hasta en el ámbito privado, he tenido la fortuna de rodearme de gente joven que, con su capacidad, su visión fresca y su compromiso inyectan una vitalidad particular a cada encomienda que he tenido frente a mí. Algunos profesionistas, algunos otros no, pero todas y todos con un deseo enorme de superarse como sucede a esa edad en que queremos forjarnos un destino sólido.

Lamentablemente a las y los jóvenes se le ha dejado a la deriva, la falta de apoyos y de una base sólida para el desarrollo profesional, académico, laboral y de vida en general, será una circunstancia que, tarde o temprano, terminará recalando en una situación desfavorable para nuestro país, ya que en el desarrollo juvenil se encuentra la solides de una economía y de todos los aspectos sociales que abarcan a una nación.

Lejos de la visión benefactora que otorgue recursos a diestra y siniestra sin saber si llega a las y los destinatarios, es urgente contar con políticas públicas inclusivas que incluyan a jóvenes sin importar el proyecto de vida que tengan. Esto quiere decir que tenemos que entregar tanto propuestas educativas, como alternativas laborales dignas y, sobretodo, un entorno sano y libre de violencia que les permita transitar por las calles con la tranquilidad de estar seguros en todos los aspectos.

La idea de capacitar a jóvenes y apoyarlos con una beca y, al mismo tiempo, pedir la transmisión de conocimientos de empleadores, resultaba atractiva, sin embargo, se pueden tener acciones de fondo que propicien el desarrollo y no sólo el bienestar inmediato y pasajero..

Hoy, en un momento histórico en que la violencia ha hecho presa a nuestro querido México, debemos rescatar al sector juvenil para sentar bases en el mediano plazo a fin de que las tentaciones del crimen organizado no les alcance porque tienen alternativas de vida dignas y suficientes para ellas, ellos y sus familias.

Debemos reimpulsar el apoyo de becas científicas en el entendido de la enorme capacidad que tienen nuestros jóvenes mexicanos, debido a que en la apertura de puertas a nivel internacional se acude directamente a nuestro país para reclutar talentos. En ese mismo sentido el apoyo a las universidades y a la educación en general debe traducirse en más recursos bien pensados, de tal forma que el acceso a una carrera académica sea una elección y no un obstáculo.

De la misma manera, requerimos un análisis legal que nos lleve a reformas en materia fiscal y materia laboral para generar incentivos que propicien la contratación de jóvenes, la simplificación de obligaciones fiscales y, desde luego, salarios dignos que sirvan para tener un futuro tranquilo y suficiente para sus familias.

El impulso del deporte, de las actividades culturales y científicas, debe ser más claro, enérgico y con recursos suficientes porque ello sentará las bases para una sociedad funcional, menos violenta y atenta a la prevención del delito al darles un piso mínimo a quienes empiezan con su vida.

El compromiso con los jóvenes no debe ser propio de un solo grupo, legislador o área gubernamental. Debe ser una visión integral porque sólo a través del tesoro de nuestra juventud devolveremos la paz y la grandeza al pueblo de México.