/ miércoles 25 de marzo de 2020

Por favor, de ser posible, quédese en casa

El enorme avance del Coronavirus en el mundo ha puesto en estado de alerta a países que apenas comienzan con la contabilización de los contagios y la previsión de probables escenarios que pudieran ser catastróficos. Cuando parece que lo peor ha pasado, el aumento de los infectados y, peor aún, de muertes en países como Italia, España y Estados Unidos de América, ponen a temblar economías y servicios de salud.

En las últimas décadas no se tenía registro de países enteros que se declararan en cuarentena y hoy, con el COVID-19 se han cerrado fronteras casi de forma total. En algunos países incluso han aparecido sanciones para aquellos que no acaten la cuarentena y salgan a las calles por motivos que no sean estrictamente necesarios.

A pesar de que China, país donde se presume comenzó el contagio, ya registra una reducción de los casos de contagio, a nivel mundial los eventos deportivos siguen cancelados sin siquiera tener fechas previstas de reinicio.

Países como el nuestro han incluso mandatado el cierre de teatros, bares, plazas comerciales y todos aquellos espacios que suelen tener un número importante de concurrentes.

Lamentablemente, en México y en el mundo, la cuarentena demuestra que no es una cuestión de elección. Las personas que viven de economías limitadas saben que no tienen opción de quedarse en casa, ya que la búsqueda del sustento diario los orilla a salir a trabajar para mantenerse ese día.

Ello a pesar de la solidaridad mostrada en redes sociales para que quienes tienen un ingreso fijo y suficiente compartan parte de ello a quienes no pueden suspender labores, de tal manera que la cuarentena sea seguida lo más puntual posible.

Y es que los efectos de la cuarentena han arrojado cifras alentadoras. Países como Alemania que, además de actuar de manera por demás oportuna, entendieron como sociedad que debían tomar medidas drásticas como resguardarse en casa, lo cual tuvo como consecuencia que la curva de contagios fuera “aplanada” generando un choque para que el virus no pudiera extenderse más como en otros países.

La invitación a no salir de casa a menos que sea estrictamente necesario pudiera parecer una nimiedad, sin embargo, infectólogos a nivel mundial saben perfectamente que es una decisión adecuada ante un virus que, en efecto, es sumamente contagioso pero débil en cuanto a su tiempo de vida, por lo que frenar su transmisión hará que poco a poco se debilite.

Sólo de esa manera se evitaran pérdidas humanas que pudiéramos lamentar más adelante, sobre todo de personas mayores y de aquellas que tienen un sistema inmune comprometido por su condición médica.

La cuarentena combinada con una alimentación adecuada y sanitización permanente de los lugares comunes en casa hará que en un tiempo razonable podamos volver a nuestras actividades con la conciencia de una economía golpeada que también deberemos tomar medidas para sanearla. Parece una medida muy simple, pero quedarse en casa, es una decisión sumamente efectiva en estos momentos.

El enorme avance del Coronavirus en el mundo ha puesto en estado de alerta a países que apenas comienzan con la contabilización de los contagios y la previsión de probables escenarios que pudieran ser catastróficos. Cuando parece que lo peor ha pasado, el aumento de los infectados y, peor aún, de muertes en países como Italia, España y Estados Unidos de América, ponen a temblar economías y servicios de salud.

En las últimas décadas no se tenía registro de países enteros que se declararan en cuarentena y hoy, con el COVID-19 se han cerrado fronteras casi de forma total. En algunos países incluso han aparecido sanciones para aquellos que no acaten la cuarentena y salgan a las calles por motivos que no sean estrictamente necesarios.

A pesar de que China, país donde se presume comenzó el contagio, ya registra una reducción de los casos de contagio, a nivel mundial los eventos deportivos siguen cancelados sin siquiera tener fechas previstas de reinicio.

Países como el nuestro han incluso mandatado el cierre de teatros, bares, plazas comerciales y todos aquellos espacios que suelen tener un número importante de concurrentes.

Lamentablemente, en México y en el mundo, la cuarentena demuestra que no es una cuestión de elección. Las personas que viven de economías limitadas saben que no tienen opción de quedarse en casa, ya que la búsqueda del sustento diario los orilla a salir a trabajar para mantenerse ese día.

Ello a pesar de la solidaridad mostrada en redes sociales para que quienes tienen un ingreso fijo y suficiente compartan parte de ello a quienes no pueden suspender labores, de tal manera que la cuarentena sea seguida lo más puntual posible.

Y es que los efectos de la cuarentena han arrojado cifras alentadoras. Países como Alemania que, además de actuar de manera por demás oportuna, entendieron como sociedad que debían tomar medidas drásticas como resguardarse en casa, lo cual tuvo como consecuencia que la curva de contagios fuera “aplanada” generando un choque para que el virus no pudiera extenderse más como en otros países.

La invitación a no salir de casa a menos que sea estrictamente necesario pudiera parecer una nimiedad, sin embargo, infectólogos a nivel mundial saben perfectamente que es una decisión adecuada ante un virus que, en efecto, es sumamente contagioso pero débil en cuanto a su tiempo de vida, por lo que frenar su transmisión hará que poco a poco se debilite.

Sólo de esa manera se evitaran pérdidas humanas que pudiéramos lamentar más adelante, sobre todo de personas mayores y de aquellas que tienen un sistema inmune comprometido por su condición médica.

La cuarentena combinada con una alimentación adecuada y sanitización permanente de los lugares comunes en casa hará que en un tiempo razonable podamos volver a nuestras actividades con la conciencia de una economía golpeada que también deberemos tomar medidas para sanearla. Parece una medida muy simple, pero quedarse en casa, es una decisión sumamente efectiva en estos momentos.