/ jueves 19 de septiembre de 2019

Migración: el gran impacto económico

La migración es un tema de preocupación internacional. En Europa el éxodo de los sirios que buscan refugio ha puesto en jaque a los países receptores. En América, Estados Unidos culpa a los migrantes de quitarles trabajo y de provocar problemas de seguridad (afirmaciones que han sido desmentidas por estudios sociales) y por otro lado también nuestro país se enfrenta a este fenómeno.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a un migrante como cualquier persona que se desplaza a través de una frontera internacional o dentro de un país; entre las personas que migran se encuentran las que deciden de manera voluntaria desplazarse, pero también las que se ven obligadas, actualmente unas 69 millones.

Según el reporte Perspectivas de la Migración Internacional 2019, en los países de la OCDE recibieron cerca de 5.3 millones de nuevos migrantes permanentes durante 2018, lo cual significa un incremento de 2% respecto a 2017.

Con estos datos de fondo son un asunto crítico los resultados de otro análisis de la OCDE llamado Panorama de Migración Internacional 2019, donde posiciona a México en el primer lugar de receptor de migrantes a nivel América Latina, pues durante 2017 el país recibió a 32,000 personas; en contraste, la salida de residentes hacia el país del norte se contrajo 2.3%. Los migrantes provienen de Estados Unidos, Venezuela y Honduras.

México estuvo entre los cuatro países de la OCDE que recibieron mayor flujo de migración humanitaria en ese año, con un aumento de 74%, seguido de 40% en Francia y 30 y 25% en Reino Unido y Australia, respectivamente.

La migración para México tiene dos caras: una es la de nuestros hermanos migrantes que abandonan sus hogares para trabajar en Estados Unidos, las remesas son una de las fuentes principales de ingresos para el país, dinero para las familias.

El Banco de México informó que las remesas fueron históricas, sumaron 3,270 millones de dólares en julio, su segundo mayor nivel mensual desde que se tienen registros.

Pero en contraste, ¿qué significa para México dar asilo a tantas personas? Muchos mexicanos en redes sociales expresan su preocupación, paradójicamente con los mismos argumentos de Donald Trump, “no hay suficiente trabajo”, “no son confiables”, “si estás a favor de ayudarlos, recíbelos en tu casa”.

Pues bien, es verdad que en nuestro país el desempleo aumentó en el segundo trimestre de 2019, el índice se situó en 3.5%, cifra superior a 3.3% registrado en igual periodo de 2018 (INEGI), lo que provoca que en el país anfitrión se genera una precarización de la oferta de trabajo por el hecho de que son migrantes ilegales, el empleador los ocupa sin prestaciones ni protección social, precisamente lo que sucede en Estados Unidos.

No todo es un panorama negro, en el análisis antes citado los expertos de la OCDE concluyen que los migrantes que logran integrarse al mercado de trabajo multiplican la capacidad productiva del país anfitrión.

Por humanidad y congruencia los mexicanos debemos ser solidarios.

La migración es un tema de preocupación internacional. En Europa el éxodo de los sirios que buscan refugio ha puesto en jaque a los países receptores. En América, Estados Unidos culpa a los migrantes de quitarles trabajo y de provocar problemas de seguridad (afirmaciones que han sido desmentidas por estudios sociales) y por otro lado también nuestro país se enfrenta a este fenómeno.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a un migrante como cualquier persona que se desplaza a través de una frontera internacional o dentro de un país; entre las personas que migran se encuentran las que deciden de manera voluntaria desplazarse, pero también las que se ven obligadas, actualmente unas 69 millones.

Según el reporte Perspectivas de la Migración Internacional 2019, en los países de la OCDE recibieron cerca de 5.3 millones de nuevos migrantes permanentes durante 2018, lo cual significa un incremento de 2% respecto a 2017.

Con estos datos de fondo son un asunto crítico los resultados de otro análisis de la OCDE llamado Panorama de Migración Internacional 2019, donde posiciona a México en el primer lugar de receptor de migrantes a nivel América Latina, pues durante 2017 el país recibió a 32,000 personas; en contraste, la salida de residentes hacia el país del norte se contrajo 2.3%. Los migrantes provienen de Estados Unidos, Venezuela y Honduras.

México estuvo entre los cuatro países de la OCDE que recibieron mayor flujo de migración humanitaria en ese año, con un aumento de 74%, seguido de 40% en Francia y 30 y 25% en Reino Unido y Australia, respectivamente.

La migración para México tiene dos caras: una es la de nuestros hermanos migrantes que abandonan sus hogares para trabajar en Estados Unidos, las remesas son una de las fuentes principales de ingresos para el país, dinero para las familias.

El Banco de México informó que las remesas fueron históricas, sumaron 3,270 millones de dólares en julio, su segundo mayor nivel mensual desde que se tienen registros.

Pero en contraste, ¿qué significa para México dar asilo a tantas personas? Muchos mexicanos en redes sociales expresan su preocupación, paradójicamente con los mismos argumentos de Donald Trump, “no hay suficiente trabajo”, “no son confiables”, “si estás a favor de ayudarlos, recíbelos en tu casa”.

Pues bien, es verdad que en nuestro país el desempleo aumentó en el segundo trimestre de 2019, el índice se situó en 3.5%, cifra superior a 3.3% registrado en igual periodo de 2018 (INEGI), lo que provoca que en el país anfitrión se genera una precarización de la oferta de trabajo por el hecho de que son migrantes ilegales, el empleador los ocupa sin prestaciones ni protección social, precisamente lo que sucede en Estados Unidos.

No todo es un panorama negro, en el análisis antes citado los expertos de la OCDE concluyen que los migrantes que logran integrarse al mercado de trabajo multiplican la capacidad productiva del país anfitrión.

Por humanidad y congruencia los mexicanos debemos ser solidarios.