/ miércoles 18 de septiembre de 2019

México en el escenario internacional de los energéticos

Hace apenas algunos días nos enteramos de la terrible noticia de un ataque a dos plantas estatales de petróleo en Arabia Saudita


Dichas perpetraciones salieron de lo común al haber sido llevadas a cabo por medio de drones operados por el grupo de los hutíes de Yemen, quienes casi de inmediato se atribuyeron los atentados argumentando que era la respuesta a los ataques encabezados por Arabia Saudita en 2015, en los que se logró derrocar al entonces presidente yemení.

Un ataque de este calibre impacta de muchas formas en el ámbito mundial. En primer lugar porque las formas de vulnerar la seguridad han dejado la convencionalidad para valerse de medios más económicos y de menor riesgo para los terroristas o delincuentes en general, de tal manera que podríamos estar en presencia de una nueva modalidad de ataques en contra de instalaciones petrolíferas.

Ello, invariablemente nos pone a reflexionar respecto la seguridad de PEMEX que, aunque presume de la disminución en el número de tomas clandestinas, la cual supuestamente se logró gracias al sacrificio de todos los mexicanos que sufrieron durante semanas la escasez de gasolina, la realidad es que, de información otorgada por PEMEX a El Economista, dejó claro que el número de tomas ilegales se mantiene en el mismo lugar que en el año pasado.

Sin duda preocupante si pensamos en lo que pasaría si la empresa de participación estatal en México fuera objeto de un ataque de este tipo. Una institución que carece de protocolos de seguridad sólidos y que financieramente se encuentra débil. El panorama es nada halagador si pensamos en todas las deficiencias de una dependencia que ha sido tomada con poca seriedad actualmente.

En segundo lugar, lo ocurrido en Arabia Saudita generará un aumento en el precio del petróleo y de sus derivados. De hecho, en el primer día de operaciones de la Bolsa Mexicana de Valores arrojó un aumento de precio en un 20 por ciento, lo cual, en sentido estricto, podría beneficiar a México al ser un país productor de crudo.

Pero en la otra cara de la moneda, al ser nuestro país un importador de diésel y gasolina, ello podría originar un alza generalizada de precios, lo cual impactaría en el bolsillo de los mexicanos que han visto cómo el “ajuste” del precio de la gasolina ha sido absorbido por ellos. A pesar de que el escenario puede ser positivo, en un esquema donde PEMEX carece de planeación y perspectiva, una situación como esta puede generar más problemas que soluciones.

Hace apenas algunos días nos enteramos de la terrible noticia de un ataque a dos plantas estatales de petróleo en Arabia Saudita


Dichas perpetraciones salieron de lo común al haber sido llevadas a cabo por medio de drones operados por el grupo de los hutíes de Yemen, quienes casi de inmediato se atribuyeron los atentados argumentando que era la respuesta a los ataques encabezados por Arabia Saudita en 2015, en los que se logró derrocar al entonces presidente yemení.

Un ataque de este calibre impacta de muchas formas en el ámbito mundial. En primer lugar porque las formas de vulnerar la seguridad han dejado la convencionalidad para valerse de medios más económicos y de menor riesgo para los terroristas o delincuentes en general, de tal manera que podríamos estar en presencia de una nueva modalidad de ataques en contra de instalaciones petrolíferas.

Ello, invariablemente nos pone a reflexionar respecto la seguridad de PEMEX que, aunque presume de la disminución en el número de tomas clandestinas, la cual supuestamente se logró gracias al sacrificio de todos los mexicanos que sufrieron durante semanas la escasez de gasolina, la realidad es que, de información otorgada por PEMEX a El Economista, dejó claro que el número de tomas ilegales se mantiene en el mismo lugar que en el año pasado.

Sin duda preocupante si pensamos en lo que pasaría si la empresa de participación estatal en México fuera objeto de un ataque de este tipo. Una institución que carece de protocolos de seguridad sólidos y que financieramente se encuentra débil. El panorama es nada halagador si pensamos en todas las deficiencias de una dependencia que ha sido tomada con poca seriedad actualmente.

En segundo lugar, lo ocurrido en Arabia Saudita generará un aumento en el precio del petróleo y de sus derivados. De hecho, en el primer día de operaciones de la Bolsa Mexicana de Valores arrojó un aumento de precio en un 20 por ciento, lo cual, en sentido estricto, podría beneficiar a México al ser un país productor de crudo.

Pero en la otra cara de la moneda, al ser nuestro país un importador de diésel y gasolina, ello podría originar un alza generalizada de precios, lo cual impactaría en el bolsillo de los mexicanos que han visto cómo el “ajuste” del precio de la gasolina ha sido absorbido por ellos. A pesar de que el escenario puede ser positivo, en un esquema donde PEMEX carece de planeación y perspectiva, una situación como esta puede generar más problemas que soluciones.