/ domingo 12 de septiembre de 2021

Las inundaciones ya son frecuentes

Pachuca es un lugar del que debemos sentirnos orgullosos por muchos motivos, especialmente por su clima.

No hay fríos extremos con nevadas y temperaturas bajo cero como en el norte, no hay calores tropicales como en las playas o en el sureste.

Sin embargo la historia nos dice que en Pachuca ha habido varias inundaciones notables, cuando caen trombas al norte y vienen avenidas cargadas de piedras y lodo, o cuando llueve mucho y se inundan las colonias del sur.

Recordamos con dolor aún la inundación del 49 el día de San Juan, cuando hubo un grave descuido de la Presidencia Municipal y del Gobierno del Estado en aquellos años de los cincuenta.

Un taponamiento abajo del mercado Benito Juárez (adonde ahora está el llamado mercado de La Fayuca) que provocó un estallido en la corriente del agua del río y su consecuente desbordamiento violento y arrasador que inundó el Centro Histórico causando una gran tragedia y la muerte de más de 200 personas.

Cuando gobernó el arquitecto Rossell en los años ochenta, se hicieron, por su insistencia, obras en las represas que hay en los cerros San Cristóbal y Magdalena levantando algunos metros las cortinas a los que se llamó “los rompepicos” que desde entonces han detenido los posibles escurrimientos o desbordes de dichas represas.

Asimismo construyó sobre el río en el tramo del Centro Histórico, el viaducto que ha sido tan útil pero que merece ya una revisión. Gracias a esas obras de Rossell, la ciudad no ha vuelto a tener inundaciones graves en el Centro Histórico.

Lo que si nos preocupa y mucho, es que no se han hecho revisiones al cauce abajo del viaducto Nuevo Hidalgo, desde Loreto hasta la avenida Madero y si por alguna circunstancia se ha azolvado, no lo sabemos y una fuerte avenida del río con basura, piedras y lodo puede crear un tapón abajo del viaducto y al taparse en una tormenta pueden romperse las losas que son piso de la vía e inundar de golpe, el Centro Histórico sorprendiendo a una población desprevenida y causar una tragedia.

Ahora, ¿Que debemos hacer para que esto nunca vuelva a pasar? Mantener una constante vigilancia abajo del viaducto Nuevo Hidalgo, en esta parte del Centro Histórico para que no se formen obstrucciones y el agua fluya rápidamente como corresponde.

En la parte sur, el Gobierno estatal hizo una obra ejemplar de entubamiento y construcción de vialidades sobre el río, pero la parte del Centro Histórico, que es donde el río es más angosto, es la que hay que vigilar por abajo del viaducto para que esté siempre limpio.

Eso pedimos respetuosamente. Hay que insistir en que se revise el viaducto por debajo y no pase ningún percance.

Por parte de los fraccionamientos del sur que se inundan a cada rato, hay que hacer responsables a quienes los planearon y construyeron para que inviertan de sus recursos, obras para solucionar los problemas que hay ahora.

Pachuca es un lugar del que debemos sentirnos orgullosos por muchos motivos, especialmente por su clima.

No hay fríos extremos con nevadas y temperaturas bajo cero como en el norte, no hay calores tropicales como en las playas o en el sureste.

Sin embargo la historia nos dice que en Pachuca ha habido varias inundaciones notables, cuando caen trombas al norte y vienen avenidas cargadas de piedras y lodo, o cuando llueve mucho y se inundan las colonias del sur.

Recordamos con dolor aún la inundación del 49 el día de San Juan, cuando hubo un grave descuido de la Presidencia Municipal y del Gobierno del Estado en aquellos años de los cincuenta.

Un taponamiento abajo del mercado Benito Juárez (adonde ahora está el llamado mercado de La Fayuca) que provocó un estallido en la corriente del agua del río y su consecuente desbordamiento violento y arrasador que inundó el Centro Histórico causando una gran tragedia y la muerte de más de 200 personas.

Cuando gobernó el arquitecto Rossell en los años ochenta, se hicieron, por su insistencia, obras en las represas que hay en los cerros San Cristóbal y Magdalena levantando algunos metros las cortinas a los que se llamó “los rompepicos” que desde entonces han detenido los posibles escurrimientos o desbordes de dichas represas.

Asimismo construyó sobre el río en el tramo del Centro Histórico, el viaducto que ha sido tan útil pero que merece ya una revisión. Gracias a esas obras de Rossell, la ciudad no ha vuelto a tener inundaciones graves en el Centro Histórico.

Lo que si nos preocupa y mucho, es que no se han hecho revisiones al cauce abajo del viaducto Nuevo Hidalgo, desde Loreto hasta la avenida Madero y si por alguna circunstancia se ha azolvado, no lo sabemos y una fuerte avenida del río con basura, piedras y lodo puede crear un tapón abajo del viaducto y al taparse en una tormenta pueden romperse las losas que son piso de la vía e inundar de golpe, el Centro Histórico sorprendiendo a una población desprevenida y causar una tragedia.

Ahora, ¿Que debemos hacer para que esto nunca vuelva a pasar? Mantener una constante vigilancia abajo del viaducto Nuevo Hidalgo, en esta parte del Centro Histórico para que no se formen obstrucciones y el agua fluya rápidamente como corresponde.

En la parte sur, el Gobierno estatal hizo una obra ejemplar de entubamiento y construcción de vialidades sobre el río, pero la parte del Centro Histórico, que es donde el río es más angosto, es la que hay que vigilar por abajo del viaducto para que esté siempre limpio.

Eso pedimos respetuosamente. Hay que insistir en que se revise el viaducto por debajo y no pase ningún percance.

Por parte de los fraccionamientos del sur que se inundan a cada rato, hay que hacer responsables a quienes los planearon y construyeron para que inviertan de sus recursos, obras para solucionar los problemas que hay ahora.