/ sábado 5 de junio de 2021

Ikram Antaki Akel

PASO A DESNIVEL

Vio la primera luz el 9 de julio de 1948 en la ciudad de Damasco, en Siria.

Un día llegó a México. A lo que ella llamó el fin del mundo. En relación a su encuentro con estas tierras recordó siempre: “Tomé un atlas y un compás, puse la punta del compás en Damasco, porque el centro del mundo es donde uno está; lo abrí por un lado salió Japón y lo abrí por otro lado, apareció México, pero tuve que abrir como dos centímetros más, es decir que en línea recta, el punto más lejano de Damasco, sobre el mapa, es México. Es el fin del mundo en línea recta”.

Ikram había estudiado en Francia. No hablaba español, ni había leído nunca nada sobre nuestro país, no tenía la más mínima referencia, no conocía a nadie en estas tierras.

Pisó este país el 14 de diciembre de 1975 y su conocimiento de la ciudad la realizó recorriendo calles y avenidas a bordo del transporte público.

Quedó encantada y decidió quedarse a vivir en México. Al año de su llegada tuvo un hijo “y ese fue un motivo más para reafirmar su decisión.

Su pluma se movió con agilidad y desbordando talento Ikram Antaki escribió la mayor parte de su obra.

Escribió para tratar de enseñar la complejidad del mundo. Se afanó siempre por escribir y provocar al talento de sus lectores. Nunca escribió para separar o estigmatizar. Estuvo en contra de las polarizaciones, evitó el blanco y negro, los malos y los buenos. Siempre fue un abanico policromático.

Siempre asumió y así lo destacó; que los seres humanos somos perfectibles, “nunca estamos concluidos”.

Su programa radiofónico El banquete de Platón fue escuchado por un auditorio conformado por las más distintas personas. Se concluía que cada vez que se le escuchaba, no se aprendía más; se ignoraba menos.

También tuvo participaciones en la televisión, en donde profundizaba en temas históricos, culturales, políticos, éticos y filosóficos.

Siempre fue un ser racional, admitía la fe de los otros, no la discutía, ni buscaba que los demás omitieran sus sentimientos o alcances espirituales.

Muchos de sus escritos están a la espera de que usted los lea y dialogue con ellos. Ikram es una persona actual, aun no estando presente. Es un privilegio leerla y discutir sus conceptos.

Uno de los mejores libros de Ikram, es sin duda El Manual del ciudadano contemporáneo. Un libro que sin duda influirá en nuestro contexto personal.

Ikram Antaki dejó este sistema el 31 de octubre del 2000 en México, lugar al que gracias a un compás decidió llegar y quedarse. México, país que consideró se ubicaba geográficamente desde Damasco en el fin del mundo.

PASO A DESNIVEL

Vio la primera luz el 9 de julio de 1948 en la ciudad de Damasco, en Siria.

Un día llegó a México. A lo que ella llamó el fin del mundo. En relación a su encuentro con estas tierras recordó siempre: “Tomé un atlas y un compás, puse la punta del compás en Damasco, porque el centro del mundo es donde uno está; lo abrí por un lado salió Japón y lo abrí por otro lado, apareció México, pero tuve que abrir como dos centímetros más, es decir que en línea recta, el punto más lejano de Damasco, sobre el mapa, es México. Es el fin del mundo en línea recta”.

Ikram había estudiado en Francia. No hablaba español, ni había leído nunca nada sobre nuestro país, no tenía la más mínima referencia, no conocía a nadie en estas tierras.

Pisó este país el 14 de diciembre de 1975 y su conocimiento de la ciudad la realizó recorriendo calles y avenidas a bordo del transporte público.

Quedó encantada y decidió quedarse a vivir en México. Al año de su llegada tuvo un hijo “y ese fue un motivo más para reafirmar su decisión.

Su pluma se movió con agilidad y desbordando talento Ikram Antaki escribió la mayor parte de su obra.

Escribió para tratar de enseñar la complejidad del mundo. Se afanó siempre por escribir y provocar al talento de sus lectores. Nunca escribió para separar o estigmatizar. Estuvo en contra de las polarizaciones, evitó el blanco y negro, los malos y los buenos. Siempre fue un abanico policromático.

Siempre asumió y así lo destacó; que los seres humanos somos perfectibles, “nunca estamos concluidos”.

Su programa radiofónico El banquete de Platón fue escuchado por un auditorio conformado por las más distintas personas. Se concluía que cada vez que se le escuchaba, no se aprendía más; se ignoraba menos.

También tuvo participaciones en la televisión, en donde profundizaba en temas históricos, culturales, políticos, éticos y filosóficos.

Siempre fue un ser racional, admitía la fe de los otros, no la discutía, ni buscaba que los demás omitieran sus sentimientos o alcances espirituales.

Muchos de sus escritos están a la espera de que usted los lea y dialogue con ellos. Ikram es una persona actual, aun no estando presente. Es un privilegio leerla y discutir sus conceptos.

Uno de los mejores libros de Ikram, es sin duda El Manual del ciudadano contemporáneo. Un libro que sin duda influirá en nuestro contexto personal.

Ikram Antaki dejó este sistema el 31 de octubre del 2000 en México, lugar al que gracias a un compás decidió llegar y quedarse. México, país que consideró se ubicaba geográficamente desde Damasco en el fin del mundo.