/ lunes 22 de abril de 2019

Igualdad - discriminación

Estimadas y estimados lectores.

En esta ocasión, reflexionaremos sobre un tema que ha aquejado a la humanidad a través de la historia: la discriminación como un trato desfavorable o de desprecio hacia nuestros semejantes, que surge del rechazo hacia las diferencias o a las características de una persona principalmente por la raza, posición económica, edad, sexo, escolaridad, discapacidad, entre otras. Las acciones u omisiones causadas por la discriminación lastiman, limitan o bloquean los derechos humanos de quien la padece.

En el caso de los pueblos y comunidades indígenas algunos aspectos que forman parte de su identidad son motivo de discriminación. En algunas localidades, por ejemplo, las familias ya prohíben a su descendencia utilizar su lengua materna para evitarles burlas e insultos. Si bien su presencia y representación política no ha sido proporcional ni constante, luchamos por la conquista de su ciudadanía. Hoy no solo hablamos de inclusión o participación de las personas indígenas en las campañas electorales, sino de garantizar su auténtica representación —con perspectiva de género— y el fomento de liderazgos indígenas femeninos.

Cuando hablamos de política, ser mujer indígena representa una situación de desventaja en dos sentidos: primeramente sufren discriminación por el género, como existe en diferentes ámbitos de nuestra sociedad; y aunado a lo anterior, los usos y costumbres de los pueblos indígenas limitan aún más el ejercicio de sus derechos. En algunas comunidades se sigue pensando que la política pertenece exclusivamente a los hombres y de manera general subestiman la capacidad de liderazgo, gestión y resolución de las mujeres. Si bien, las comunidades indígenas representan parte importante de la riqueza cultural de nuestro país, en algunas regiones su construcción social ha delegado a las mujeres el cuidado del hogar y el trabajo no remunerado. La ciudadanía es un derecho que debe ser reconocido, ejercido y protegido. Construir una sociedad igualitaria requiere una incluyente y sólida estructura de leyes, sensible a las realidades de las mujeres hidalguenses fundamental para el acceso a sus derechos.

Actualmente hay grandes avances en total apego a las leyes que nos rigen, se logró una presencia mayor de las mujeres en la integración de la actual LXIV Legislatura del Congreso de Hidalgo, de las 18 curules que se eligieron mediante el voto directo, 10 fueron ganadas por mujeres y de ellas 3 son mujeres indígenas. Por primera vez en la historia de Hidalgo hay más mujeres tomando decisiones desde el Poder Legislativo, ocupando 16 de las 30 diputaciones. El reto es no disminuir los esfuerzos de cara al proceso electoral 2020 pues los derechos humanos jamás deben ir en retroceso. Finalmente les comparto la reflexión de la semana: En democracia, el voto es un instrumento que nos coloca en un plano de igualdad porque cada voto vale exactamente lo mismo sin importar el sexo, la edad, color de piel o cualquier otra característica de quien lo emite. Reafirmamos que las personas somos iguales en dignidad y en derechos.

Estimadas y estimados lectores.

En esta ocasión, reflexionaremos sobre un tema que ha aquejado a la humanidad a través de la historia: la discriminación como un trato desfavorable o de desprecio hacia nuestros semejantes, que surge del rechazo hacia las diferencias o a las características de una persona principalmente por la raza, posición económica, edad, sexo, escolaridad, discapacidad, entre otras. Las acciones u omisiones causadas por la discriminación lastiman, limitan o bloquean los derechos humanos de quien la padece.

En el caso de los pueblos y comunidades indígenas algunos aspectos que forman parte de su identidad son motivo de discriminación. En algunas localidades, por ejemplo, las familias ya prohíben a su descendencia utilizar su lengua materna para evitarles burlas e insultos. Si bien su presencia y representación política no ha sido proporcional ni constante, luchamos por la conquista de su ciudadanía. Hoy no solo hablamos de inclusión o participación de las personas indígenas en las campañas electorales, sino de garantizar su auténtica representación —con perspectiva de género— y el fomento de liderazgos indígenas femeninos.

Cuando hablamos de política, ser mujer indígena representa una situación de desventaja en dos sentidos: primeramente sufren discriminación por el género, como existe en diferentes ámbitos de nuestra sociedad; y aunado a lo anterior, los usos y costumbres de los pueblos indígenas limitan aún más el ejercicio de sus derechos. En algunas comunidades se sigue pensando que la política pertenece exclusivamente a los hombres y de manera general subestiman la capacidad de liderazgo, gestión y resolución de las mujeres. Si bien, las comunidades indígenas representan parte importante de la riqueza cultural de nuestro país, en algunas regiones su construcción social ha delegado a las mujeres el cuidado del hogar y el trabajo no remunerado. La ciudadanía es un derecho que debe ser reconocido, ejercido y protegido. Construir una sociedad igualitaria requiere una incluyente y sólida estructura de leyes, sensible a las realidades de las mujeres hidalguenses fundamental para el acceso a sus derechos.

Actualmente hay grandes avances en total apego a las leyes que nos rigen, se logró una presencia mayor de las mujeres en la integración de la actual LXIV Legislatura del Congreso de Hidalgo, de las 18 curules que se eligieron mediante el voto directo, 10 fueron ganadas por mujeres y de ellas 3 son mujeres indígenas. Por primera vez en la historia de Hidalgo hay más mujeres tomando decisiones desde el Poder Legislativo, ocupando 16 de las 30 diputaciones. El reto es no disminuir los esfuerzos de cara al proceso electoral 2020 pues los derechos humanos jamás deben ir en retroceso. Finalmente les comparto la reflexión de la semana: En democracia, el voto es un instrumento que nos coloca en un plano de igualdad porque cada voto vale exactamente lo mismo sin importar el sexo, la edad, color de piel o cualquier otra característica de quien lo emite. Reafirmamos que las personas somos iguales en dignidad y en derechos.

ÚLTIMASCOLUMNAS