/ domingo 31 de mayo de 2020

Filosofía sobre la pandemia

Me atraen mucho las personas que ven más lejos, cuyos pensamientos son más profundos, así como me aburren quienes solo miran con miopía y no más de dos metros al frente. Digo esto porque he conocido la postura de un filósofo contemporáneo alemán que dice sobre la pandemia y sus consecuencias, algo que me parece muy creíble y muy digno de tomar en cuenta, esta postura ha atraído también a mi amigo el periodista Jesús Gaona, quien ya lo comentó en su plataforma de comunicación tan acertada e interesante.

El filósofo Markus Gabriel dice: “La ideología de la 'normalidad' a la que se quiere regresar es más peligrosa que el virus. Para el filósofo alemán, la cadena infecciosa del capitalismo destruye la naturaleza y atonta a los ciudadanos para convertirlos en meros consumidores y turistas.

El pensador llama a impulsar “una nueva Ilustración global” que deje atrás un modelo “suicida”. Markus Gabriel cree que dejaremos de producir como antes y que la crisis del Covid-19 es la antesala de una mayor: la ecológica El mayor peligro que enfrentamos no es que el virus diezme la economía o mate a cientos de miles de personas, el mayor peligro que enfrentamos es que regresemos a la tan mentada “normalidad”.

Pues, aunque este virus es terrible, no se compara con lo que estamos cocinando en el cuarto de enfrente. No obstante, la solución, según Gabriel, no ocurrirá solamente poniéndonos en las manos de los científicos y de la tecnología.

Es necesaria una transformación moral que requiere también de la participación de la humanidad. Tenemos que reconocer que la cadena infecciosa del capitalismo global destruye nuestra naturaleza y atonta a los ciudadanos de los Estados nacionales para que nos convirtamos en turistas profesionales y en consumidores de bienes cuya producción causará a la larga más muertes que todos los virus juntos”.

Más que una nueva revolución, quizá sea necesario un renacimiento, un regreso a los ideales de la Florencia del siglo XV que de la Francia del siglo XVIII. “Cuando pase la pandemia viral necesitaremos una pandemia metafísica, una unión de todos los pueblos bajo el techo común del cielo del que nunca podremos evadirnos”.

Gabriel observa que la pandemia nos ha obligado a ralentizar nuestra vida y con esta nueva lentitud vienen posibles frutos morales. Hay un aspecto de solidaridad, de estar protegiendo a los mayores, y eso genera un buen sentimiento, pero también estamos dejando de hacer cosas que son perjudiciales para otros y hay una conciencia subliminal de esto”.

Lo esencial aquí es no regresar a la normalidad, no volver a echar andar la máquina con un suspiro de alivio y volver a nuestras vidas medianamente inconscientes y mayormente mecánicas, consumiendo y entreteniéndonos como la audiencia de una película de terror que no se ha dado cuenta de que ellos mismos son parte de la cinta. Es para ponerse a pensar, ¿o no? Mayo de 2020

Me atraen mucho las personas que ven más lejos, cuyos pensamientos son más profundos, así como me aburren quienes solo miran con miopía y no más de dos metros al frente. Digo esto porque he conocido la postura de un filósofo contemporáneo alemán que dice sobre la pandemia y sus consecuencias, algo que me parece muy creíble y muy digno de tomar en cuenta, esta postura ha atraído también a mi amigo el periodista Jesús Gaona, quien ya lo comentó en su plataforma de comunicación tan acertada e interesante.

El filósofo Markus Gabriel dice: “La ideología de la 'normalidad' a la que se quiere regresar es más peligrosa que el virus. Para el filósofo alemán, la cadena infecciosa del capitalismo destruye la naturaleza y atonta a los ciudadanos para convertirlos en meros consumidores y turistas.

El pensador llama a impulsar “una nueva Ilustración global” que deje atrás un modelo “suicida”. Markus Gabriel cree que dejaremos de producir como antes y que la crisis del Covid-19 es la antesala de una mayor: la ecológica El mayor peligro que enfrentamos no es que el virus diezme la economía o mate a cientos de miles de personas, el mayor peligro que enfrentamos es que regresemos a la tan mentada “normalidad”.

Pues, aunque este virus es terrible, no se compara con lo que estamos cocinando en el cuarto de enfrente. No obstante, la solución, según Gabriel, no ocurrirá solamente poniéndonos en las manos de los científicos y de la tecnología.

Es necesaria una transformación moral que requiere también de la participación de la humanidad. Tenemos que reconocer que la cadena infecciosa del capitalismo global destruye nuestra naturaleza y atonta a los ciudadanos de los Estados nacionales para que nos convirtamos en turistas profesionales y en consumidores de bienes cuya producción causará a la larga más muertes que todos los virus juntos”.

Más que una nueva revolución, quizá sea necesario un renacimiento, un regreso a los ideales de la Florencia del siglo XV que de la Francia del siglo XVIII. “Cuando pase la pandemia viral necesitaremos una pandemia metafísica, una unión de todos los pueblos bajo el techo común del cielo del que nunca podremos evadirnos”.

Gabriel observa que la pandemia nos ha obligado a ralentizar nuestra vida y con esta nueva lentitud vienen posibles frutos morales. Hay un aspecto de solidaridad, de estar protegiendo a los mayores, y eso genera un buen sentimiento, pero también estamos dejando de hacer cosas que son perjudiciales para otros y hay una conciencia subliminal de esto”.

Lo esencial aquí es no regresar a la normalidad, no volver a echar andar la máquina con un suspiro de alivio y volver a nuestras vidas medianamente inconscientes y mayormente mecánicas, consumiendo y entreteniéndonos como la audiencia de una película de terror que no se ha dado cuenta de que ellos mismos son parte de la cinta. Es para ponerse a pensar, ¿o no? Mayo de 2020