/ martes 6 de abril de 2021

EXIGIMOS LA VERDAD PARA NO ESPECULAR

Comentar sobre la forma desastrosa en que el gobierno federal ha manejado la pandemia, es un tema que se ha vuelto parte de las conversaciones cotidianas de todos nosotros, y cuando creíamos que ya lo habíamos visto y experimentado todo con este pernicioso gobierno, surgen las vacunas de aire.

El inicio del programa nacional de vacunación contra la COVID-19 infundió en la población una sensación de alivio, una emoción de que en poco tiempo la triste situación que se vive en nuestra nación en donde la muerte, el desempleo, y la desesperanza son la constante todos los días y recuperaríamos nuestras vidas.

Es cierto, hubo muchas protestas por la falta de vacunas, por la desorganización, por las interminables finales, porque los adultos mayores se vieron obligados a pasar largas horas bajo el sol, por el uso electoral de la aplicación de las vacunas, pero con todo y eso, la esperanza de poder salir del confinamiento sin temor a contagiarse, superó todas las inconformidades.

Muchos vieron la luz al final del túnel hasta que hace apenas se hizo viral el video en el que se observa a una enfermera del IMSS simulando que vacunaba a un adulto mayor; los hechos ocurrieron en la Alcaldía Gustavo A. Madero. Casos similares ocurrieron en el Estado de México y en Sonora.

En el primer caso, las autoridades del Seguro Social se concretaron a informar que ofrecieron disculpas a la familia quejosa y se procedió a la vacunación correcta de la persona afectada. También manifestaron que se retiró de la célula de vacunación a la “vacunadora voluntaria” y se comprometieron a reforzar las medidas de vigilancia del personal que participa en las jornadas de vacunación. Pero nunca mencionaron que se abriría una investigación y las sanciones que se aplicarían en contra de la autora de esta falta.

Desde entonces, mucha gente se hace preguntas como estas: ¿Realmente fui vacunado? La vacuna que me aplicaron ¿estaba en buen estado? ¿La vacunación realmente servirá para protegernos? ¿Se trata de una instrucción directa? ¿Cuándo se iniciarán las investigaciones correspondientes para deslindar responsabilidades?

A pesar de que los hechos están acreditados, el presidente López Obrador salió a decir que se trata de un montaje de sus adversarios, pero como siempre sin presentar prueba alguna de su dicho.

En medio de todo este escándalo, lo que está en riesgo es la vida de millones de personas, personas que, por cierto, hacen parte de un grupo catalogado en situación de vulnerabilidad.

El gobierno no puede darse el lujo de dejar que crezca la especulación y la desconfianza, el gobierno esta en la obligación, sí, de mejorar las medidas de control del programa nacional de vacunación contra la COVID-19, pero por encima de todo, esta obligado a investigar y sancionar estas faltas, para la tranquilidad de la sociedad.

Comentar sobre la forma desastrosa en que el gobierno federal ha manejado la pandemia, es un tema que se ha vuelto parte de las conversaciones cotidianas de todos nosotros, y cuando creíamos que ya lo habíamos visto y experimentado todo con este pernicioso gobierno, surgen las vacunas de aire.

El inicio del programa nacional de vacunación contra la COVID-19 infundió en la población una sensación de alivio, una emoción de que en poco tiempo la triste situación que se vive en nuestra nación en donde la muerte, el desempleo, y la desesperanza son la constante todos los días y recuperaríamos nuestras vidas.

Es cierto, hubo muchas protestas por la falta de vacunas, por la desorganización, por las interminables finales, porque los adultos mayores se vieron obligados a pasar largas horas bajo el sol, por el uso electoral de la aplicación de las vacunas, pero con todo y eso, la esperanza de poder salir del confinamiento sin temor a contagiarse, superó todas las inconformidades.

Muchos vieron la luz al final del túnel hasta que hace apenas se hizo viral el video en el que se observa a una enfermera del IMSS simulando que vacunaba a un adulto mayor; los hechos ocurrieron en la Alcaldía Gustavo A. Madero. Casos similares ocurrieron en el Estado de México y en Sonora.

En el primer caso, las autoridades del Seguro Social se concretaron a informar que ofrecieron disculpas a la familia quejosa y se procedió a la vacunación correcta de la persona afectada. También manifestaron que se retiró de la célula de vacunación a la “vacunadora voluntaria” y se comprometieron a reforzar las medidas de vigilancia del personal que participa en las jornadas de vacunación. Pero nunca mencionaron que se abriría una investigación y las sanciones que se aplicarían en contra de la autora de esta falta.

Desde entonces, mucha gente se hace preguntas como estas: ¿Realmente fui vacunado? La vacuna que me aplicaron ¿estaba en buen estado? ¿La vacunación realmente servirá para protegernos? ¿Se trata de una instrucción directa? ¿Cuándo se iniciarán las investigaciones correspondientes para deslindar responsabilidades?

A pesar de que los hechos están acreditados, el presidente López Obrador salió a decir que se trata de un montaje de sus adversarios, pero como siempre sin presentar prueba alguna de su dicho.

En medio de todo este escándalo, lo que está en riesgo es la vida de millones de personas, personas que, por cierto, hacen parte de un grupo catalogado en situación de vulnerabilidad.

El gobierno no puede darse el lujo de dejar que crezca la especulación y la desconfianza, el gobierno esta en la obligación, sí, de mejorar las medidas de control del programa nacional de vacunación contra la COVID-19, pero por encima de todo, esta obligado a investigar y sancionar estas faltas, para la tranquilidad de la sociedad.

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