/ jueves 25 de febrero de 2021

ESCUELAS PRIVADAS: ABRIR O QUEBRAR

La vida diaria ya se encuentra afectada por las restricciones de la pandemia, pues son dos realidades diferentes, aquellos hogares que tienen la posibilidad de que las jefas o jefes de familia trabajen en casa y aquellos que simplemente no pueden, en el primer caso los padres vigilan y acompañan a sus hijos y en el segundo caso, los dejan solos o encargados.

Otra diferencia se da por las condiciones, una casa con varios ambientes o cuartos que pueden destinar al estudio o el teletrabajo y con acceso a internet o una casa sin espacios específicos para la actividad académica o profesional.

Aunque lo anterior sintetiza las múltiples realidades de las familias mexicanas cada uno tiene también su problemática. Pero sin distinciones, la escuela es un lugar donde los niños, adolescentes y jóvenes están seguros mientras los padres trabajan.

El dilema se ha puesto en la mesa, la Asociación Nacional de Escuelas Particulares de la República Mexicana (ANFE-ANEP) informó que el 1 marzo reanudarán clases presenciales en sus planteles. Esto sin importar el estatus del semáforo epidemiológico.

“El Estado ha estado violando los derechos de la sociedad, sobre todo en materia educativa. No se dan cuenta que violan el derecho a la salud, hay trastornos emocionales, mentales, de obesidad y de todo tipo, en estudiantes”, así argumentó su posición Alfredo Villar Jiménez, presidente de la ANFE-ANEP, en conferencia de prensa.

El sector educativo es también una fuente de empleo y sustento para miles de mexicanos y su situación es insostenible a once meses de que se ordenara el cierre de todos los centros escolares.

La Asociación antes referida había hecho la estimación de que cerrarían cerca de 20 mil escuelas privadas de las 48 mil que hay en México, la pérdida de 200 mil empleos y que de los 5 millones 500 mil estudiantes del sector privado, alrededor de 2 millones 300 mil se pasarían al público.

Las escuelas privadas se encuentran entre la decisión de abrir o quebrar, también he decirlo, pocas hicieron descuentos razonables a colegiaturas; por su parte, el Gobierno no les dió apoyos y plantea un regreso paulatino a clases en relación al semáforo.

A las causas de la deserción en escuelas privadas se suma el hecho de que muchos padres se han quedado sin empleo, han visto sus negocios quebrar o bien reducidos sus ingresos.

Otro factor, es el ritmo de vacunación que depende de su disponibilidad y compra, a la logística del gobierno y su respectiva estrategia, lejos estamos de que se cubra a toda la población.

El riesgo de casos graves en niños, adolescentes y jóvenes es menor pero no significa que no existan, de hecho entre abril y diciembre de 2020 hubo 364 menores de edad que fallecieron por el COVID-19.

Al final dependerá de los padres de familia o tutores, llevarlos al aula, por lo que debemos considerar todos los factores y asumir las consecuencias, una gran y difícil decisión.

La vida diaria ya se encuentra afectada por las restricciones de la pandemia, pues son dos realidades diferentes, aquellos hogares que tienen la posibilidad de que las jefas o jefes de familia trabajen en casa y aquellos que simplemente no pueden, en el primer caso los padres vigilan y acompañan a sus hijos y en el segundo caso, los dejan solos o encargados.

Otra diferencia se da por las condiciones, una casa con varios ambientes o cuartos que pueden destinar al estudio o el teletrabajo y con acceso a internet o una casa sin espacios específicos para la actividad académica o profesional.

Aunque lo anterior sintetiza las múltiples realidades de las familias mexicanas cada uno tiene también su problemática. Pero sin distinciones, la escuela es un lugar donde los niños, adolescentes y jóvenes están seguros mientras los padres trabajan.

El dilema se ha puesto en la mesa, la Asociación Nacional de Escuelas Particulares de la República Mexicana (ANFE-ANEP) informó que el 1 marzo reanudarán clases presenciales en sus planteles. Esto sin importar el estatus del semáforo epidemiológico.

“El Estado ha estado violando los derechos de la sociedad, sobre todo en materia educativa. No se dan cuenta que violan el derecho a la salud, hay trastornos emocionales, mentales, de obesidad y de todo tipo, en estudiantes”, así argumentó su posición Alfredo Villar Jiménez, presidente de la ANFE-ANEP, en conferencia de prensa.

El sector educativo es también una fuente de empleo y sustento para miles de mexicanos y su situación es insostenible a once meses de que se ordenara el cierre de todos los centros escolares.

La Asociación antes referida había hecho la estimación de que cerrarían cerca de 20 mil escuelas privadas de las 48 mil que hay en México, la pérdida de 200 mil empleos y que de los 5 millones 500 mil estudiantes del sector privado, alrededor de 2 millones 300 mil se pasarían al público.

Las escuelas privadas se encuentran entre la decisión de abrir o quebrar, también he decirlo, pocas hicieron descuentos razonables a colegiaturas; por su parte, el Gobierno no les dió apoyos y plantea un regreso paulatino a clases en relación al semáforo.

A las causas de la deserción en escuelas privadas se suma el hecho de que muchos padres se han quedado sin empleo, han visto sus negocios quebrar o bien reducidos sus ingresos.

Otro factor, es el ritmo de vacunación que depende de su disponibilidad y compra, a la logística del gobierno y su respectiva estrategia, lejos estamos de que se cubra a toda la población.

El riesgo de casos graves en niños, adolescentes y jóvenes es menor pero no significa que no existan, de hecho entre abril y diciembre de 2020 hubo 364 menores de edad que fallecieron por el COVID-19.

Al final dependerá de los padres de familia o tutores, llevarlos al aula, por lo que debemos considerar todos los factores y asumir las consecuencias, una gran y difícil decisión.