/ jueves 23 de mayo de 2019

Enemigo público: la contaminación

La contaminación ambiental se encuentra íntimamente ligada a la actual concepción de la economía; la riqueza de los países se mide precisamente por su capacidad de producción, el Producto Interno Bruto (PIB) es el indicador recurrente en todos los análisis económicos.

El problema con los países desarrollados y en vías de desarrollo es que explotan a los recursos naturales, y por supuesto también a la mano de obra barata, esto ha sido así desde la Revolución Industrial, y como es de esperarse, el mundo agoniza gracias a la ambición del ser humano.

La grave contaminación es una realidad que nos sobrepasa: la extinción masiva de especies, el deshielo de los polos, la deforestación, escasez de agua, las enfermedades, desastres naturales, etc. Se puede resumir en dos palabras, calentamiento global.

Tomaré solo un ejemplo para dimensionar el apocalipsis, el de la calidad del aire, pues nada ni nadie puede escapar: la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que cada año, hay 3,8 millones de defunciones prematuras debido a enfermedades atribuibles a la exposición al aire de interiores contaminados y más del 50% de las muertes por neumonía en menores de 5 años.

Según la OCDE para el 2060 la contaminación aérea externa causará entre seis y nueve millones de muertes prematuras al año, contra tres millones en 2010. Equivale a la muerte de una persona cada 4 o 5 segundos.

En México, el caso más relevante es el de su capital, que en los años ochenta era considerada la más contaminada del planeta, la calidad del aire se calificaba de “ extremadamente mala” por arriba de los 200 IMECA (Índice Metropolitano de la calidad del aire).

Gracias a la acción conjunta de la sociedad y el gobierno se logró que en el 2003 la calidad del aire en la CDMX mejorara, sin embargo, no se conservó la tendencia, pues en el 2016 se decretó la primera contingencia Fase 1 después de 14 años.

Actualmente la OMS reporta en todo el país 14 mil muertes al año por malas condiciones de aire; dado que las cifras son alarmantes, el gobierno está implementando diferentes estrategias que claramente no han funcionado.

Una de ellas fue en el 2013, cuando se constituyó la Comisión Ambiental de la Megalópolis como un órgano de coordinación en materia de protección al ambiente, de preservación y restauración del equilibrio ecológico en la zona de la CDMX, Hidalgo, Edo. de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala.

Es lamentable ver como se suspenden actividades al aire libre por las contingencias ambientales, dicha situación afecta al ambiente, a la salud y a la economía. Nos hace preguntarnos ¿Qué le depara a las generaciones que vienen?

Creo que todas las estrategias serán inútiles a menos que como ciudadanos generemos acciones positivas: ocupar el vehículo solo lo necesario, evitar el uso de aerosoles, plantar árboles en las calles, dejar de fumar, prevenir incendios forestales y parar el consumismo. Declaremos la guerra a la contaminación para que exista un futuro saludable.

La contaminación ambiental se encuentra íntimamente ligada a la actual concepción de la economía; la riqueza de los países se mide precisamente por su capacidad de producción, el Producto Interno Bruto (PIB) es el indicador recurrente en todos los análisis económicos.

El problema con los países desarrollados y en vías de desarrollo es que explotan a los recursos naturales, y por supuesto también a la mano de obra barata, esto ha sido así desde la Revolución Industrial, y como es de esperarse, el mundo agoniza gracias a la ambición del ser humano.

La grave contaminación es una realidad que nos sobrepasa: la extinción masiva de especies, el deshielo de los polos, la deforestación, escasez de agua, las enfermedades, desastres naturales, etc. Se puede resumir en dos palabras, calentamiento global.

Tomaré solo un ejemplo para dimensionar el apocalipsis, el de la calidad del aire, pues nada ni nadie puede escapar: la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que cada año, hay 3,8 millones de defunciones prematuras debido a enfermedades atribuibles a la exposición al aire de interiores contaminados y más del 50% de las muertes por neumonía en menores de 5 años.

Según la OCDE para el 2060 la contaminación aérea externa causará entre seis y nueve millones de muertes prematuras al año, contra tres millones en 2010. Equivale a la muerte de una persona cada 4 o 5 segundos.

En México, el caso más relevante es el de su capital, que en los años ochenta era considerada la más contaminada del planeta, la calidad del aire se calificaba de “ extremadamente mala” por arriba de los 200 IMECA (Índice Metropolitano de la calidad del aire).

Gracias a la acción conjunta de la sociedad y el gobierno se logró que en el 2003 la calidad del aire en la CDMX mejorara, sin embargo, no se conservó la tendencia, pues en el 2016 se decretó la primera contingencia Fase 1 después de 14 años.

Actualmente la OMS reporta en todo el país 14 mil muertes al año por malas condiciones de aire; dado que las cifras son alarmantes, el gobierno está implementando diferentes estrategias que claramente no han funcionado.

Una de ellas fue en el 2013, cuando se constituyó la Comisión Ambiental de la Megalópolis como un órgano de coordinación en materia de protección al ambiente, de preservación y restauración del equilibrio ecológico en la zona de la CDMX, Hidalgo, Edo. de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala.

Es lamentable ver como se suspenden actividades al aire libre por las contingencias ambientales, dicha situación afecta al ambiente, a la salud y a la economía. Nos hace preguntarnos ¿Qué le depara a las generaciones que vienen?

Creo que todas las estrategias serán inútiles a menos que como ciudadanos generemos acciones positivas: ocupar el vehículo solo lo necesario, evitar el uso de aerosoles, plantar árboles en las calles, dejar de fumar, prevenir incendios forestales y parar el consumismo. Declaremos la guerra a la contaminación para que exista un futuro saludable.