/ domingo 24 de mayo de 2020

El único hidalguense que ha sido presidente de México

El pasado miércoles 20 de mayo se cumplieron 226 años del nacimiento de don Pedro María Bernardino Anaya Álvarez, ilustre huichapense que dio gloria a México y a Hidalgo con su conducta personal y su vida pública. Sus padres fueron Pedro José Anaya y Maldonado y María Antonia de Álvarez, ambos españoles. Comenzó su carrera militar en el Ejército Real Español en 1810 a los 16 años, como cadete en la compañía de Tres Villas. En junio de 1821 se unió al Ejército Insurgente peleando hasta la independencia del Imperio Español. Participó apoyando movimientos independentistas en Centroamérica.

En 1821 se adhirió al Plan de Iguala. Aunque había peleado en la guerra de independencia, como era un hombre honrado (como pocos hoy en México) no tenía fortuna ni siquiera bienes para sobrevivir. Se ha escrito mucho de él, don Abraham Pérez López nos obsequia estas palabras respecto al Gral. Anaya: “El 20 de agosto de 1847 los generales Anaya y Rincón tenían bajo su mando las tropas mexicanas que defendían el Convento de Churubusco, que débilmente fortificado contaba solamente con cuatro cañones, el ejército norteamericano perfectamente armado atacó reiteradamente y, cuando estaban por tomar el convento, la batalla fue cuerpo a cuerpo, siendo rechazados, pero a costa de grandes pérdidas.

Nuevamente insistió el invasor, causando estragos a las tropas defensoras, el Gral. Anaya herido pero firme, cubierto de polvo y pólvora, al presenciar la muerte de uno de sus artilleros, personalmente sirvió una pieza de artillería y continúo la lucha hasta que, agotado el parque, el ejército mexicano quedó indefenso ante la admiración de los invasores, que presenciaban cómo no se admitía capitulación alguna.

Cuando al fin el Gral. Twinggs, acompañado de un pelotón yanqui llegó hasta donde se encontraba el Gral. Anaya, saludando marcialmente le preguntó por el parque, sin saber que por falta de él los mexicanos estaban vencidos, el heróico defensor de Churubusco, herido y exhausto, con seguridad y firme voz, dignamente le contestó: “¡Si hubiera parque no estaría usted aquí!”; y así, con esa frase, es que nuestra historia guarda orgullosamente al general mexicano, quien agigantado ante la derrota, nos heredó un sublime ejemplo de valor, patriotismo y dignidad ante la adversidad.

El Gral. Twinggs sorprendido de tal actitud, lo hizo prisionero con todas las consideraciones a un valiente, dejándolo en libertad al firmarse posteriormente los tratados de Guadalupe. Fue dos veces presidente de México y estableció una costumbre nacional, cuando en 1847 se presentó ante el Congreso Nacional a rendir la protesta de ley como Presidente de la República, lo hizo llevando en el pecho nuestra bandera tricolor, costumbre que hasta la fecha se tiene en la Presidencia Mexicana. Creo amigos lectores y lectoras que es uno de los hidalguenses más ilustres y honestos que ha dado la patria.

El pasado miércoles 20 de mayo se cumplieron 226 años del nacimiento de don Pedro María Bernardino Anaya Álvarez, ilustre huichapense que dio gloria a México y a Hidalgo con su conducta personal y su vida pública. Sus padres fueron Pedro José Anaya y Maldonado y María Antonia de Álvarez, ambos españoles. Comenzó su carrera militar en el Ejército Real Español en 1810 a los 16 años, como cadete en la compañía de Tres Villas. En junio de 1821 se unió al Ejército Insurgente peleando hasta la independencia del Imperio Español. Participó apoyando movimientos independentistas en Centroamérica.

En 1821 se adhirió al Plan de Iguala. Aunque había peleado en la guerra de independencia, como era un hombre honrado (como pocos hoy en México) no tenía fortuna ni siquiera bienes para sobrevivir. Se ha escrito mucho de él, don Abraham Pérez López nos obsequia estas palabras respecto al Gral. Anaya: “El 20 de agosto de 1847 los generales Anaya y Rincón tenían bajo su mando las tropas mexicanas que defendían el Convento de Churubusco, que débilmente fortificado contaba solamente con cuatro cañones, el ejército norteamericano perfectamente armado atacó reiteradamente y, cuando estaban por tomar el convento, la batalla fue cuerpo a cuerpo, siendo rechazados, pero a costa de grandes pérdidas.

Nuevamente insistió el invasor, causando estragos a las tropas defensoras, el Gral. Anaya herido pero firme, cubierto de polvo y pólvora, al presenciar la muerte de uno de sus artilleros, personalmente sirvió una pieza de artillería y continúo la lucha hasta que, agotado el parque, el ejército mexicano quedó indefenso ante la admiración de los invasores, que presenciaban cómo no se admitía capitulación alguna.

Cuando al fin el Gral. Twinggs, acompañado de un pelotón yanqui llegó hasta donde se encontraba el Gral. Anaya, saludando marcialmente le preguntó por el parque, sin saber que por falta de él los mexicanos estaban vencidos, el heróico defensor de Churubusco, herido y exhausto, con seguridad y firme voz, dignamente le contestó: “¡Si hubiera parque no estaría usted aquí!”; y así, con esa frase, es que nuestra historia guarda orgullosamente al general mexicano, quien agigantado ante la derrota, nos heredó un sublime ejemplo de valor, patriotismo y dignidad ante la adversidad.

El Gral. Twinggs sorprendido de tal actitud, lo hizo prisionero con todas las consideraciones a un valiente, dejándolo en libertad al firmarse posteriormente los tratados de Guadalupe. Fue dos veces presidente de México y estableció una costumbre nacional, cuando en 1847 se presentó ante el Congreso Nacional a rendir la protesta de ley como Presidente de la República, lo hizo llevando en el pecho nuestra bandera tricolor, costumbre que hasta la fecha se tiene en la Presidencia Mexicana. Creo amigos lectores y lectoras que es uno de los hidalguenses más ilustres y honestos que ha dado la patria.