/ domingo 15 de octubre de 2017

El templo de San Francisco en Pachuca

Segunda Parte

Tulancingo, Hidalgo.-  En la pasada colaboración dijimos que a continuación entraríamos a la Sacristía del Templo para continuar, ya que la entrada está junto al altar de Santa Columba. En acceso a la sacristía nos percatamos de su gran altura, que es coronada por una cúpula octogonal, de la que se tiene certeza, de acuerdo con P. Héctor Samperio, de que fue diseñada por el hermano Lego Fray Victoriano Sáenz, que fue el arquitecto que construyó la bóveda ochavada de la sacristía, los cruceros del actual templo y otras instalaciones del colegio. Dicha cúpula esta sobre un tambor octogonal que contiene una ventana por cada uno de sus lados haciendo del espacio un muy iluminado y bello lugar. En este salón hay cuatro grandes óleos que se refieren a la vida de San Francisco. Estas pinturas son de aproximadamente dos por cuatro metros. En ellas se muestran pasajes de: la conversión del Santo, la presentación al Obispo, la muerte del Hermano de Asís y la cuarta, la propagación en el mundo de la obra franciscana. Estas obras de arte merecen ser visitadas y conocidas por todos. Como cerramiento de los nichos grandes en donde están estas pinturas, tenemos unos arcos rebajados que están constituidos por curvas mixtilíneas muy atractivas. Además en la Sacristía están los muebles en donde se guardan los ornamentos y son de muy buena fábrica. En medio de las pinturas 2 y 3, se encuentra un Cristo y abajo un mueble individual para que el sacerdote se revista. En la parte poniente de dicha sacristía, hay cuatro cuadros al óleo de menor tamaño en donde están representados los cuatro Doctores de la Iglesia Occidental, que son: San Ambrosio, San Agustín de Hipona, San Gregorio Magno y San Jerónimo, cada uno con su correspondiente iconografía. Antes de empezar el desarrollo vertical de la cúpula hay una cenefa perimetral con cornisa de remate que aparenta las metopas y triglifos de las arquitrabes griegas, sólo que en el espacio de las metopas hay unos medallones en forma de flor. A un lado de la sacristía está la antesacristía en donde hay un hermoso mueble de piedra, con seis aguamaniles de cerámica de talavera y sus respectivos vertederos cada uno, que servían para que los frailes lavaran las manos antes de celebrar Misa. La pieza de piedra es una obra de arte, mide aproximadamente de diámetro dos metros y medio y de altura un metro sesenta. Regresamos ahora al templo saliendo por la misma sacristía. Inmediatamente al entrar al templo tenemos a mano derecha, el altar de la Virgen de Guadalupe que ya describimos. Después accedemos al Altar Mayor. Este es de un fino diseño neoclásico, que consta de: Un primer plano con dos columnas lisas con capiteles corintios que sostienen entablamento con arquitrabe, friso y cornisa. En el friso decoración de flores, en la cornisa dentículos cuadrados. Estos tres elementos van de muro a muro. En las orillas, destacan pilastras estriadas también con capiteles corintios. Entre estas y las columnas lucen espacios verticales adornados con relieves dorados. Todo este pórtico sentado en bases altas llamadas plintos. Estas bases tienen al menos dos metros de alto. En el intercolumnio, parte central del altar y del templo, hay dos figuras principales en forma de escultura: San Francisco en un nicho iluminado y un Cristo como elemento principal del templo. A los lados de ambas figuras, adornos típicos del neoclásico que enmarcan y distinguen. Todo el altar mayor se remata con un frontón curvo e incompleto que en su tímpano tiene dentículos de cubo como en la cornisa. En medio del frontón surge La Asunción de María con un resplandor metálico atrás, posada sobre nubes. Una bóveda de arista producida por el cruce de dos cilíndricas techa el presbiterio. Se ilumina con dos ventanas laterales con vitrales con figuras, el del lado norte tiene al Sagrado Corazón de Jesús, el del lado sur a La Asunción de María. Debajo de los vitrales, hay dos altares secundarios laterales, sencillos con pilastras arquitrabe y frontón recto y completo, en vez de capiteles tienen ménsulas y en medio de estos, dos cuadros, en el del lado norte la Virgen María Reina con el Niño, ambos coronados; en el del lado sur, un cuadro de San Miguel Arcángel. Debajo de ambas figuras, para consolidar la simetría que reina, medallones con santos. Todos los espacios que quedan entre estos altares laterales y el altar mayor, están atendidos con recuadros cuadrados y rectangulares según se requiere. A la derecha del altar mayor (del lado norte) totalmente enfrente de la puerta de la sacristía, está una puerta chica que comunica con la casa cural. Candelabros, floreros y velas votivas, todos simétricos adornan el altar mayor, mesa separada del retablo principal para obedecer a las reformas del Vaticano II. Este altar tiene un diseño modernista a base de rectas y diagonales, pero no se nota por la mantelería. Tres candiles iluminan de noche al presbiterio. Hay un desnivel de una altura de un metro entre el templo y el presbiterio. En la parte central hay escalones de cantera para subir al altar. En las columnas que flanquean al atar mayor y que pertenecen a la estructura del crucero, hay dos grandes esculturas, una del Sagrado Corazón de Jesús y otra, del lado izquierdo, del Inmaculado Corazón de María. Estos fueron colocados en lugares tan notables por los hermanos religiosos devotos de ambos corazones en los años treinta del siglo XX. Bajando del altar mayor, se encuentra el crucero en su lado norte con tres altares. Inmediatamente a la derecha está el altar de la Virgen del Perpetuo Socorro en medio de un retablo compuesto por pilastras, entablamento sencillo y cerrado todo por un pequeño frontón curvo y al final un antorchero que remata todo. Debajo de la V. del Perpetuo Socorro está un cuadro del Inmaculado corazón de María. A la derecha del altar, una escultura del Niño Dios Rey del Mundo con sus bracitos abiertos, escultura con su túnica color de rosa. A los lados una cenefa de medallones pequeños. Del lado norte está un altar con columnas lisas, capiteles corintios, entablamento decorado y un frontón recto y completo. En medio del frontón el anagrama de María con adornos a los lados. Al centro La Inmaculada Concepción de María. Debajo de esta imagen, un Señor Jesús de la Misericordia en escultura. Todo este retablo está en un arco y custodia a este arco, un adorno de medallones ovalados. A la derecha de este altar está una puerta de madera pequeña, siempre cerrada, que comunica con las habitaciones de la casa de la parroquia. Finalmente el tercer altar del crucero, del lado poniente, igual en sus elementos que el de la Virgen del Perpetuo Socorro. Este altar tiene como figura central a Cristo después de la flagelación, con su manto púrpura, coronado de espinas, así que es un Ecce Homo, que así se nombra esta escena de la pasión de Cristo. Arriba del nicho que contiene al Ecce Homo, está un medallón con un Cedro del Líbano, que en las Escrituras se menciona mucho como símbolo de fortaleza e incorruptibilidad. En la parte baja de este altar se encuentra un ataúd de madera y cristal que se conoce como el Santo Sepulcro, pero otros autores le llaman Cristo Yacente.

El espacio nos obliga a continuar después con el resto de este templo. Octubre de 2017

Segunda Parte

Tulancingo, Hidalgo.-  En la pasada colaboración dijimos que a continuación entraríamos a la Sacristía del Templo para continuar, ya que la entrada está junto al altar de Santa Columba. En acceso a la sacristía nos percatamos de su gran altura, que es coronada por una cúpula octogonal, de la que se tiene certeza, de acuerdo con P. Héctor Samperio, de que fue diseñada por el hermano Lego Fray Victoriano Sáenz, que fue el arquitecto que construyó la bóveda ochavada de la sacristía, los cruceros del actual templo y otras instalaciones del colegio. Dicha cúpula esta sobre un tambor octogonal que contiene una ventana por cada uno de sus lados haciendo del espacio un muy iluminado y bello lugar. En este salón hay cuatro grandes óleos que se refieren a la vida de San Francisco. Estas pinturas son de aproximadamente dos por cuatro metros. En ellas se muestran pasajes de: la conversión del Santo, la presentación al Obispo, la muerte del Hermano de Asís y la cuarta, la propagación en el mundo de la obra franciscana. Estas obras de arte merecen ser visitadas y conocidas por todos. Como cerramiento de los nichos grandes en donde están estas pinturas, tenemos unos arcos rebajados que están constituidos por curvas mixtilíneas muy atractivas. Además en la Sacristía están los muebles en donde se guardan los ornamentos y son de muy buena fábrica. En medio de las pinturas 2 y 3, se encuentra un Cristo y abajo un mueble individual para que el sacerdote se revista. En la parte poniente de dicha sacristía, hay cuatro cuadros al óleo de menor tamaño en donde están representados los cuatro Doctores de la Iglesia Occidental, que son: San Ambrosio, San Agustín de Hipona, San Gregorio Magno y San Jerónimo, cada uno con su correspondiente iconografía. Antes de empezar el desarrollo vertical de la cúpula hay una cenefa perimetral con cornisa de remate que aparenta las metopas y triglifos de las arquitrabes griegas, sólo que en el espacio de las metopas hay unos medallones en forma de flor. A un lado de la sacristía está la antesacristía en donde hay un hermoso mueble de piedra, con seis aguamaniles de cerámica de talavera y sus respectivos vertederos cada uno, que servían para que los frailes lavaran las manos antes de celebrar Misa. La pieza de piedra es una obra de arte, mide aproximadamente de diámetro dos metros y medio y de altura un metro sesenta. Regresamos ahora al templo saliendo por la misma sacristía. Inmediatamente al entrar al templo tenemos a mano derecha, el altar de la Virgen de Guadalupe que ya describimos. Después accedemos al Altar Mayor. Este es de un fino diseño neoclásico, que consta de: Un primer plano con dos columnas lisas con capiteles corintios que sostienen entablamento con arquitrabe, friso y cornisa. En el friso decoración de flores, en la cornisa dentículos cuadrados. Estos tres elementos van de muro a muro. En las orillas, destacan pilastras estriadas también con capiteles corintios. Entre estas y las columnas lucen espacios verticales adornados con relieves dorados. Todo este pórtico sentado en bases altas llamadas plintos. Estas bases tienen al menos dos metros de alto. En el intercolumnio, parte central del altar y del templo, hay dos figuras principales en forma de escultura: San Francisco en un nicho iluminado y un Cristo como elemento principal del templo. A los lados de ambas figuras, adornos típicos del neoclásico que enmarcan y distinguen. Todo el altar mayor se remata con un frontón curvo e incompleto que en su tímpano tiene dentículos de cubo como en la cornisa. En medio del frontón surge La Asunción de María con un resplandor metálico atrás, posada sobre nubes. Una bóveda de arista producida por el cruce de dos cilíndricas techa el presbiterio. Se ilumina con dos ventanas laterales con vitrales con figuras, el del lado norte tiene al Sagrado Corazón de Jesús, el del lado sur a La Asunción de María. Debajo de los vitrales, hay dos altares secundarios laterales, sencillos con pilastras arquitrabe y frontón recto y completo, en vez de capiteles tienen ménsulas y en medio de estos, dos cuadros, en el del lado norte la Virgen María Reina con el Niño, ambos coronados; en el del lado sur, un cuadro de San Miguel Arcángel. Debajo de ambas figuras, para consolidar la simetría que reina, medallones con santos. Todos los espacios que quedan entre estos altares laterales y el altar mayor, están atendidos con recuadros cuadrados y rectangulares según se requiere. A la derecha del altar mayor (del lado norte) totalmente enfrente de la puerta de la sacristía, está una puerta chica que comunica con la casa cural. Candelabros, floreros y velas votivas, todos simétricos adornan el altar mayor, mesa separada del retablo principal para obedecer a las reformas del Vaticano II. Este altar tiene un diseño modernista a base de rectas y diagonales, pero no se nota por la mantelería. Tres candiles iluminan de noche al presbiterio. Hay un desnivel de una altura de un metro entre el templo y el presbiterio. En la parte central hay escalones de cantera para subir al altar. En las columnas que flanquean al atar mayor y que pertenecen a la estructura del crucero, hay dos grandes esculturas, una del Sagrado Corazón de Jesús y otra, del lado izquierdo, del Inmaculado Corazón de María. Estos fueron colocados en lugares tan notables por los hermanos religiosos devotos de ambos corazones en los años treinta del siglo XX. Bajando del altar mayor, se encuentra el crucero en su lado norte con tres altares. Inmediatamente a la derecha está el altar de la Virgen del Perpetuo Socorro en medio de un retablo compuesto por pilastras, entablamento sencillo y cerrado todo por un pequeño frontón curvo y al final un antorchero que remata todo. Debajo de la V. del Perpetuo Socorro está un cuadro del Inmaculado corazón de María. A la derecha del altar, una escultura del Niño Dios Rey del Mundo con sus bracitos abiertos, escultura con su túnica color de rosa. A los lados una cenefa de medallones pequeños. Del lado norte está un altar con columnas lisas, capiteles corintios, entablamento decorado y un frontón recto y completo. En medio del frontón el anagrama de María con adornos a los lados. Al centro La Inmaculada Concepción de María. Debajo de esta imagen, un Señor Jesús de la Misericordia en escultura. Todo este retablo está en un arco y custodia a este arco, un adorno de medallones ovalados. A la derecha de este altar está una puerta de madera pequeña, siempre cerrada, que comunica con las habitaciones de la casa de la parroquia. Finalmente el tercer altar del crucero, del lado poniente, igual en sus elementos que el de la Virgen del Perpetuo Socorro. Este altar tiene como figura central a Cristo después de la flagelación, con su manto púrpura, coronado de espinas, así que es un Ecce Homo, que así se nombra esta escena de la pasión de Cristo. Arriba del nicho que contiene al Ecce Homo, está un medallón con un Cedro del Líbano, que en las Escrituras se menciona mucho como símbolo de fortaleza e incorruptibilidad. En la parte baja de este altar se encuentra un ataúd de madera y cristal que se conoce como el Santo Sepulcro, pero otros autores le llaman Cristo Yacente.

El espacio nos obliga a continuar después con el resto de este templo. Octubre de 2017