/ domingo 16 de junio de 2019

El poder de las bases

El PRI vive el momento más crítico de su historia, ante los resultados electorales de 2018 y 2019 solo tiene una alternativa: renovarse o morir. En esa ruta, el Consejo Político Nacional aprobó que la próxima dirigencia nacional sea electa a través del voto directo de su base militante, en otras palabras, podrán votar quienes se encuentren inscritos en el registro partidario hasta antes del 11 de junio.

La dirigencia nacional, llamó a afiliarse o a refrendar la militancia, lo que permitió que más de 700 mil personas se sumaran al padrón ya existente que era de más de 6 millones.

Llama la atención que haya quienes quieren dejar fuera de la votación a esas 700 mil personas que decidieron sumarse al PRI porque creen en él y quieren aportar su esfuerzo para superar las condiciones que vive en la actualidad. Son los mismos que primero pedían democracia y una vez que la hubo argumentan que prefieren “consenso cupular” sin embargo, la unidad no se construye con unos cuantos levantando la mano para decidir por la mayoría, sino haciendo que la mayoría exprese su voluntad a través de una votación democrática.

Pretender dejar de lado los nuevos registros es una ofensa para la militancia, además de que constituye una grave violación a sus derechos políticos y partidarios, lo que llevaría al PRI a recibir cientos de miles de juicios de protección, en un instituto político no puede haber integrantes de primera y de segunda. No son un simple número sino personas de carne y hueso que creen en nuestro partido, máxime que todo el padrón será objeto de revisión por parte del INE.

El Consejo Político y la actual dirigencia nacional estuvieron a la altura de su responsabilidad histórica, impulsando la democratización del partido, solo aquellos que temen al poder de la base, porque la desconocen y no son parte de ella, enlodan el proceso con argumentos insostenibles en lugar de trabajar para que la unidad sea producto de un proceso democrático.

El PRI vive el momento más crítico de su historia, ante los resultados electorales de 2018 y 2019 solo tiene una alternativa: renovarse o morir. En esa ruta, el Consejo Político Nacional aprobó que la próxima dirigencia nacional sea electa a través del voto directo de su base militante, en otras palabras, podrán votar quienes se encuentren inscritos en el registro partidario hasta antes del 11 de junio.

La dirigencia nacional, llamó a afiliarse o a refrendar la militancia, lo que permitió que más de 700 mil personas se sumaran al padrón ya existente que era de más de 6 millones.

Llama la atención que haya quienes quieren dejar fuera de la votación a esas 700 mil personas que decidieron sumarse al PRI porque creen en él y quieren aportar su esfuerzo para superar las condiciones que vive en la actualidad. Son los mismos que primero pedían democracia y una vez que la hubo argumentan que prefieren “consenso cupular” sin embargo, la unidad no se construye con unos cuantos levantando la mano para decidir por la mayoría, sino haciendo que la mayoría exprese su voluntad a través de una votación democrática.

Pretender dejar de lado los nuevos registros es una ofensa para la militancia, además de que constituye una grave violación a sus derechos políticos y partidarios, lo que llevaría al PRI a recibir cientos de miles de juicios de protección, en un instituto político no puede haber integrantes de primera y de segunda. No son un simple número sino personas de carne y hueso que creen en nuestro partido, máxime que todo el padrón será objeto de revisión por parte del INE.

El Consejo Político y la actual dirigencia nacional estuvieron a la altura de su responsabilidad histórica, impulsando la democratización del partido, solo aquellos que temen al poder de la base, porque la desconocen y no son parte de ella, enlodan el proceso con argumentos insostenibles en lugar de trabajar para que la unidad sea producto de un proceso democrático.

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