/ domingo 28 de febrero de 2021

El atrio de La Asunción

Los Atrios han representado durante siglos, un espacio litúrgico afuera de los templos para realizar una serie de ceremonias y procesiones que no se pueden realizar en su interior. Al principio de la Evangelización en América eran usados para recibir y adoctrinar a los catecúmenos o sea aquellos fieles que aún no estaban bautizados.

También se han usado durante muchos años para la representación del Viacrucis en Semana Santa, para las procesiones con el Santísimo y para rezar el Santo Rosario. Además eran un espacio reservado para la reunión de los fieles y los catequistas. El Atrio de La Asunción aquí en Pachuca era mucho más grande que el que queda ahorita.

En otros tiempos, el Atrio de La Asunción llegaba hasta el edificio de Las Cajas Reales, pero con la desordenada adjudicación de los bienes del clero que decretaron las Leyes en La Reforma, muchos personajes influyentes y corruptos vendieron y otros compararon espacios que pertenecían originalmente al atrio. Imagínese usted el Atrio desde la antes Plaza Real hasta el edificio de Las Cajas en la calle Venustiano Carranza, antes Calle Iturbide. Era realmente un gran Atrio.

Después de la ley que permitió al Gobierno disponer de los bienes eclesiásticos, algún vivales compró con anuencia de una autoridad abusiva, esa parte del atrio de la zona norte, pegada a Las Cajas Reales y construyó una casa invadiendo el Atrio, casa que ahora se usa para rentar comercios de todo tipo.

Lo que quedó de ese espacio es lo que ahora es el Atrio de La Asunción y que desafortunadamente está invadido de comercio ambulante de quinto nivel. A principios del siglo XX, este atrio tenía toda su categoría, ya que estaba rodeado de una especie de barda que lo delimitaba y conservaba su privacidad y sus funciones. Tenemos fotografías de los años veinte del siglo XX en que el atrio se ve con sus columnas, coronadas con almenas y unidas por rejas metálicas.

Al frente había una reja grande centrada con respecto a la puerta principal de la iglesia. Este Atrio también tenía árboles y follaje. Pero oh sorpresa, antes de la mitad del siglo veinte, a algún político municipal o estatal se le ocurrió la idea de derribar la barda del atrio, con todo y sus rejas y sus almenas y abrir al paso todo el espacio del atrio. Ahora el atrio es un desastre, está invadido por comercio ambulante, por viciosos y teporochos, que hacen del atrio su refugio, por gente sin trabajo y sin destino que se la pasan al rayo del sol. Esto ofrece un aspecto denigrante de nula calidad urbana. Un grupo de personas y el Párroco Francisco López, estamos planteando recuperar el Atrio como se hizo en San Francisco.

Hay un proyecto aprobado por el INAH para ello y hasta un presupuesto para realizar dicha obra de mejora urbana. Estamos en manos de la autoridad municipal, esperamos que autoricen el rescate de este importante espacio. Ojalá la nueva administración municipal intervenga.

Los Atrios han representado durante siglos, un espacio litúrgico afuera de los templos para realizar una serie de ceremonias y procesiones que no se pueden realizar en su interior. Al principio de la Evangelización en América eran usados para recibir y adoctrinar a los catecúmenos o sea aquellos fieles que aún no estaban bautizados.

También se han usado durante muchos años para la representación del Viacrucis en Semana Santa, para las procesiones con el Santísimo y para rezar el Santo Rosario. Además eran un espacio reservado para la reunión de los fieles y los catequistas. El Atrio de La Asunción aquí en Pachuca era mucho más grande que el que queda ahorita.

En otros tiempos, el Atrio de La Asunción llegaba hasta el edificio de Las Cajas Reales, pero con la desordenada adjudicación de los bienes del clero que decretaron las Leyes en La Reforma, muchos personajes influyentes y corruptos vendieron y otros compararon espacios que pertenecían originalmente al atrio. Imagínese usted el Atrio desde la antes Plaza Real hasta el edificio de Las Cajas en la calle Venustiano Carranza, antes Calle Iturbide. Era realmente un gran Atrio.

Después de la ley que permitió al Gobierno disponer de los bienes eclesiásticos, algún vivales compró con anuencia de una autoridad abusiva, esa parte del atrio de la zona norte, pegada a Las Cajas Reales y construyó una casa invadiendo el Atrio, casa que ahora se usa para rentar comercios de todo tipo.

Lo que quedó de ese espacio es lo que ahora es el Atrio de La Asunción y que desafortunadamente está invadido de comercio ambulante de quinto nivel. A principios del siglo XX, este atrio tenía toda su categoría, ya que estaba rodeado de una especie de barda que lo delimitaba y conservaba su privacidad y sus funciones. Tenemos fotografías de los años veinte del siglo XX en que el atrio se ve con sus columnas, coronadas con almenas y unidas por rejas metálicas.

Al frente había una reja grande centrada con respecto a la puerta principal de la iglesia. Este Atrio también tenía árboles y follaje. Pero oh sorpresa, antes de la mitad del siglo veinte, a algún político municipal o estatal se le ocurrió la idea de derribar la barda del atrio, con todo y sus rejas y sus almenas y abrir al paso todo el espacio del atrio. Ahora el atrio es un desastre, está invadido por comercio ambulante, por viciosos y teporochos, que hacen del atrio su refugio, por gente sin trabajo y sin destino que se la pasan al rayo del sol. Esto ofrece un aspecto denigrante de nula calidad urbana. Un grupo de personas y el Párroco Francisco López, estamos planteando recuperar el Atrio como se hizo en San Francisco.

Hay un proyecto aprobado por el INAH para ello y hasta un presupuesto para realizar dicha obra de mejora urbana. Estamos en manos de la autoridad municipal, esperamos que autoricen el rescate de este importante espacio. Ojalá la nueva administración municipal intervenga.