/ domingo 31 de julio de 2022

El agua, el gran problema del futuro

Todas las ciudades del mundo eligen para su asentamiento un lugar en donde haya agua ya sea porque hay río, manantial, lago o están junto al mar. Esto sucede cuando las ciudades se plantean de antemano y eligen su ubicación geográfica, pero la nuestra es una ciudad de origen minero y por lo tanto se estableció en donde estaban los yacimientos minerales sin importar asuntos urbanos o de servicios.

De hecho la ciudad se estableció en su lugar actual debido a la necesidad tecnológica de beneficiar la plata. Los Franciscanos cuando llegaron a estos lares, establecieron su Convento en las orillas de la ciudad y preocupados por el abasto de agua, localizaron manantiales en los bosques de la parte norte, por el Chico y construyeron un acueducto que durante muchos años fue el único proveedor de agua para Pachuca.

No existía red de agua o tuberías de modo que la gente se abastecía en las fuentes que se localizaban en lugares estratégicos en la parte de la ciudad que ahora es el Centro Histórico. También se usaba que algunas personas transportaban y vendían el agua por medio de carritos con botes o simplemente a cuestas con un travesaño sobre los hombros de a dos botes por viaje. Estos eran los llamados aguadores que en forma muy sufrida llevaban agua a las casas del centro a quien podía pagarlas.

Hay que mencionar que en las minas de la comarca hay agua en mantos subterráneos que en aquellos tiempos del origen de Pachuca era muy difícil extraer, ya que no se contaba con equipos de bombeo. Fue hasta el siglo XX en que se empezaron a preocupar las autoridades por construir un sistema de abastecimiento de agua potable. Se localizó un depósito subterráneo al sur de la ciudad en el poblado de Téllez. Poco a poco se fue ampliando la red y las fuentes de abastecimiento.

Algunos gobiernos estatales construyeron en los cerros tanques grandes de agua para proporcional el servicio a los barrios altos. Para la zona sur se negoció una parte del agua extraída por una gigantesca batería de pozos construidos en el Valle de Tizayuca por el Gobierno Federal. Así que Pachuca tiene ahora varias fuentes de abastecimiento: Los pozos de Téllez, las presas del norte de la ciudad y parte del agua del acueducto de Tizayuca, pero parece que no alcanza.

Así pues tenemos una ciudad que ha crecido mucho y que requiere de un abasto suficiente de agua, así como de una red de distribución eficiente. Por nuestra parte, los ciudadanos consumidores de este líquido vital debemos cuidar que no se desperdicie y que no se derrame. También tenemos que pagar el agua que consumimos como en todas las ciudades del mundo moderno.

Todas las ciudades del mundo eligen para su asentamiento un lugar en donde haya agua ya sea porque hay río, manantial, lago o están junto al mar. Esto sucede cuando las ciudades se plantean de antemano y eligen su ubicación geográfica, pero la nuestra es una ciudad de origen minero y por lo tanto se estableció en donde estaban los yacimientos minerales sin importar asuntos urbanos o de servicios.

De hecho la ciudad se estableció en su lugar actual debido a la necesidad tecnológica de beneficiar la plata. Los Franciscanos cuando llegaron a estos lares, establecieron su Convento en las orillas de la ciudad y preocupados por el abasto de agua, localizaron manantiales en los bosques de la parte norte, por el Chico y construyeron un acueducto que durante muchos años fue el único proveedor de agua para Pachuca.

No existía red de agua o tuberías de modo que la gente se abastecía en las fuentes que se localizaban en lugares estratégicos en la parte de la ciudad que ahora es el Centro Histórico. También se usaba que algunas personas transportaban y vendían el agua por medio de carritos con botes o simplemente a cuestas con un travesaño sobre los hombros de a dos botes por viaje. Estos eran los llamados aguadores que en forma muy sufrida llevaban agua a las casas del centro a quien podía pagarlas.

Hay que mencionar que en las minas de la comarca hay agua en mantos subterráneos que en aquellos tiempos del origen de Pachuca era muy difícil extraer, ya que no se contaba con equipos de bombeo. Fue hasta el siglo XX en que se empezaron a preocupar las autoridades por construir un sistema de abastecimiento de agua potable. Se localizó un depósito subterráneo al sur de la ciudad en el poblado de Téllez. Poco a poco se fue ampliando la red y las fuentes de abastecimiento.

Algunos gobiernos estatales construyeron en los cerros tanques grandes de agua para proporcional el servicio a los barrios altos. Para la zona sur se negoció una parte del agua extraída por una gigantesca batería de pozos construidos en el Valle de Tizayuca por el Gobierno Federal. Así que Pachuca tiene ahora varias fuentes de abastecimiento: Los pozos de Téllez, las presas del norte de la ciudad y parte del agua del acueducto de Tizayuca, pero parece que no alcanza.

Así pues tenemos una ciudad que ha crecido mucho y que requiere de un abasto suficiente de agua, así como de una red de distribución eficiente. Por nuestra parte, los ciudadanos consumidores de este líquido vital debemos cuidar que no se desperdicie y que no se derrame. También tenemos que pagar el agua que consumimos como en todas las ciudades del mundo moderno.