/ jueves 19 de marzo de 2020

Economía y coronavirus

En los días hemos escuchado y leído sobre la baja en el precio internacional del petróleo, la caída del tipo de cambio del peso frente al dólar y los efectos de la pandemia del coronavirus y cuando vemos ese coctel de noticias nos imaginamos una economía enferma. Estos son los síntomas o las lecturas que hoy vemos:

El precio del petróleo mezcla mexicana se desplomó y al momento de escribir esta columna había retrocedido 22.36 por ciento al haberse cotizado a 18.78 dólares el barril, con lo que se ubicó en su menor nivel desde marzo de 2002 provocada en una gran parte por el conflicto por la sobreproducción y caída de precios que se ha suscitado entre Rusia y Arabia Saudita.

El día de martes el dólar estadounidense llegó a un techo superior a los 24 pesos mexicanos a la venta en los mercados cambiarios y ayer por la tarde apeas cerró en 23.66 unidades por dólar, en parte provocada por el desaliento en invertir en petróleo y que los capitales busquen refugio en otros valores (commodities) como el oro y en parte por la contracción económica global y la reducción sin éxito de la tasa de referencia por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) lo que estaría obligando al Banco de México (Banxico) a disminuir su propia tasa en un rango de 50 a 100 puntos lo que motiva a los inversionistas a buscar el dólar o el oro y abandonar el peso.

El natural y evidente nerviosismo por la propagación del coronavirus, un creciente pesimismo por su impacto en la actividad económica mundial y una eventual recesión global que está creciendo, hace cada vez más negativas las expectativas para la demanda del hidrocarburo.

A pesar de las diversas subastas del Banco de México es altamente previsible que nuestro entorno económico enfrente hacia el corto plazo choques inflacionarios, que harán contraer el curso ordinario de las actividades comerciales, de negocios y servicios.

Una contracción de esta escala impactaría en el costo relacionado al abasto y suministro de productos de primera necesidad en el país, haciendo que sus precios encarezcan, sumado a que una gran cantidad de proveeduría de insumos se obtiene mediante la importación, con los alimentos a la cabeza de la cadena de suministro, de tal suerte que se corre el grave riesgo de que aparezcan las denominadas presiones inflacionarias. En México, los alimentos de mayor volumen de importación son el maíz , el trigo, la soya, así como la leche en polvo, la carne de pollo y cerdo.

Sin duda alguna, la coyuntura por la presencia de la pandemia del COVID-19, la depreciación del peso y el desplome del precio internacional del petróleo han impactado de forma directa en la economía nacional.

Nos encontramos frente a un momento decisivo en contingencias económicas y sanitarias en el mundo. Bien lo mencionó el gobernador Omar Fayad: "lo primordial es la salud". Aquí en Hidalgo estamos viendo como el Gobierno del Estado ha desplegado con toda oportunidad y precisión el Operativo Escudo para atender con prestancia y plena responsabilidad a la población hidalguense, previniendo los contagios y disponiendo de acciones de respuesta inmediata en materia de salud.

Históricamente nuestro país ha contado con mujeres y hombres trabajadores de salud en sus aspectos clínicos (atención a la persona) y de salubridad (cuidado de la salud pública) que han combatido en diversas épocas coyunturas complejas.

En los días hemos escuchado y leído sobre la baja en el precio internacional del petróleo, la caída del tipo de cambio del peso frente al dólar y los efectos de la pandemia del coronavirus y cuando vemos ese coctel de noticias nos imaginamos una economía enferma. Estos son los síntomas o las lecturas que hoy vemos:

El precio del petróleo mezcla mexicana se desplomó y al momento de escribir esta columna había retrocedido 22.36 por ciento al haberse cotizado a 18.78 dólares el barril, con lo que se ubicó en su menor nivel desde marzo de 2002 provocada en una gran parte por el conflicto por la sobreproducción y caída de precios que se ha suscitado entre Rusia y Arabia Saudita.

El día de martes el dólar estadounidense llegó a un techo superior a los 24 pesos mexicanos a la venta en los mercados cambiarios y ayer por la tarde apeas cerró en 23.66 unidades por dólar, en parte provocada por el desaliento en invertir en petróleo y que los capitales busquen refugio en otros valores (commodities) como el oro y en parte por la contracción económica global y la reducción sin éxito de la tasa de referencia por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) lo que estaría obligando al Banco de México (Banxico) a disminuir su propia tasa en un rango de 50 a 100 puntos lo que motiva a los inversionistas a buscar el dólar o el oro y abandonar el peso.

El natural y evidente nerviosismo por la propagación del coronavirus, un creciente pesimismo por su impacto en la actividad económica mundial y una eventual recesión global que está creciendo, hace cada vez más negativas las expectativas para la demanda del hidrocarburo.

A pesar de las diversas subastas del Banco de México es altamente previsible que nuestro entorno económico enfrente hacia el corto plazo choques inflacionarios, que harán contraer el curso ordinario de las actividades comerciales, de negocios y servicios.

Una contracción de esta escala impactaría en el costo relacionado al abasto y suministro de productos de primera necesidad en el país, haciendo que sus precios encarezcan, sumado a que una gran cantidad de proveeduría de insumos se obtiene mediante la importación, con los alimentos a la cabeza de la cadena de suministro, de tal suerte que se corre el grave riesgo de que aparezcan las denominadas presiones inflacionarias. En México, los alimentos de mayor volumen de importación son el maíz , el trigo, la soya, así como la leche en polvo, la carne de pollo y cerdo.

Sin duda alguna, la coyuntura por la presencia de la pandemia del COVID-19, la depreciación del peso y el desplome del precio internacional del petróleo han impactado de forma directa en la economía nacional.

Nos encontramos frente a un momento decisivo en contingencias económicas y sanitarias en el mundo. Bien lo mencionó el gobernador Omar Fayad: "lo primordial es la salud". Aquí en Hidalgo estamos viendo como el Gobierno del Estado ha desplegado con toda oportunidad y precisión el Operativo Escudo para atender con prestancia y plena responsabilidad a la población hidalguense, previniendo los contagios y disponiendo de acciones de respuesta inmediata en materia de salud.

Históricamente nuestro país ha contado con mujeres y hombres trabajadores de salud en sus aspectos clínicos (atención a la persona) y de salubridad (cuidado de la salud pública) que han combatido en diversas épocas coyunturas complejas.