/ miércoles 9 de febrero de 2022

Economía con desarrollo inclusivo

En los últimos años, varios autores de gestión de empresas, han postulado que las organizaciones se comportan de forma similar a un organismo vivo. Es correcto, y más allá, la empresa es un organismo en donde se conjuntan personas, sueños, ideas, proyectos, capital, trabajo y todo con un fin: generar desarrollo y riqueza. La empresa la formamos todos: los que ponen su capital, los que trabajan en ella, también los clientes y los proveedores, la comunidad, el gobierno. Todos son una empresa, una antigua y gran forma de organización humana.

En los últimos 30 años, el crecimiento, desarrollo y diversificación económica de México ha sido innegable, sin embargo, pese al crecimiento, la pobreza y desigualdad se han incrementado. Hemos fallado como país en entregar los beneficios del crecimiento a toda la población.

Como esa gran organización humana, la empresa debe ser ese vehículo de cambio, en donde el ciudadano sea la prioridad, y el gobierno un facilitador.

El gobierno debe crear mejores políticas públicas, que promuevan acciones enfocadas al desarrollo social y económico, impulsar a las empresas y a la sociedad para alcanzar un desarrollo inclusivo.

Por ejemplo, reforzar las políticas para tener una educación de calidad, actualizada y accesible, orientada a las nuevas tecnologías con conectividad digital. Impulsar con inversión e incentivos a quien realice trabajos de investigación y desarrollo cultural, científico y tecnológico.

Pero también impulsar un sistema político democrático apegado al estricto derecho, con leyes y reglas claras, estables y que se cumplan. Así tendremos un gobierno e instituciones eficaces, transparentes, que rindan cuentas, que respeten la propiedad privada y que realmente combatan la corrupción y la impunidad. Con confianza, se incentivará la inversión pública y privada, nacional y extranjera y atraeremos esas inversiones necesarias.

Las políticas económicas y fiscales deben propiciar el ahorro, lograr un incremento en el ingreso familiar, productividad, confianza, formalidad y desarrollo socioeconómico incluyente. Es necesario contar con un sistema tributario justo y equitativo, en el que todos aporten en función de sus ingresos.

Debemos defender nuestra libertad; para emprender, invertir, competir, de intercambiar bienes y servicios. Respeto a la libertad de expresión, y a la de libre tránsito.

Estos son algunos puntos de lo que llamamos “Economía de Mercado con Desarrollo Inclusivo”.

Es la hora de construir como sociedad, gobierno y empresa, un camino social, económico y de desarrollo, en el que estemos y participemos todos los mexicanos y así lograr ese México que todos queremos.

En los últimos años, varios autores de gestión de empresas, han postulado que las organizaciones se comportan de forma similar a un organismo vivo. Es correcto, y más allá, la empresa es un organismo en donde se conjuntan personas, sueños, ideas, proyectos, capital, trabajo y todo con un fin: generar desarrollo y riqueza. La empresa la formamos todos: los que ponen su capital, los que trabajan en ella, también los clientes y los proveedores, la comunidad, el gobierno. Todos son una empresa, una antigua y gran forma de organización humana.

En los últimos 30 años, el crecimiento, desarrollo y diversificación económica de México ha sido innegable, sin embargo, pese al crecimiento, la pobreza y desigualdad se han incrementado. Hemos fallado como país en entregar los beneficios del crecimiento a toda la población.

Como esa gran organización humana, la empresa debe ser ese vehículo de cambio, en donde el ciudadano sea la prioridad, y el gobierno un facilitador.

El gobierno debe crear mejores políticas públicas, que promuevan acciones enfocadas al desarrollo social y económico, impulsar a las empresas y a la sociedad para alcanzar un desarrollo inclusivo.

Por ejemplo, reforzar las políticas para tener una educación de calidad, actualizada y accesible, orientada a las nuevas tecnologías con conectividad digital. Impulsar con inversión e incentivos a quien realice trabajos de investigación y desarrollo cultural, científico y tecnológico.

Pero también impulsar un sistema político democrático apegado al estricto derecho, con leyes y reglas claras, estables y que se cumplan. Así tendremos un gobierno e instituciones eficaces, transparentes, que rindan cuentas, que respeten la propiedad privada y que realmente combatan la corrupción y la impunidad. Con confianza, se incentivará la inversión pública y privada, nacional y extranjera y atraeremos esas inversiones necesarias.

Las políticas económicas y fiscales deben propiciar el ahorro, lograr un incremento en el ingreso familiar, productividad, confianza, formalidad y desarrollo socioeconómico incluyente. Es necesario contar con un sistema tributario justo y equitativo, en el que todos aporten en función de sus ingresos.

Debemos defender nuestra libertad; para emprender, invertir, competir, de intercambiar bienes y servicios. Respeto a la libertad de expresión, y a la de libre tránsito.

Estos son algunos puntos de lo que llamamos “Economía de Mercado con Desarrollo Inclusivo”.

Es la hora de construir como sociedad, gobierno y empresa, un camino social, económico y de desarrollo, en el que estemos y participemos todos los mexicanos y así lograr ese México que todos queremos.