/ miércoles 1 de junio de 2022

Doble problema y mal servicio en materia de salud

Alejandro es un padre de familia que vive en una de las entidades federativas en las que se decretó que ya no es necesario el uso del cubrebocas en espacios interiores y mucho menos en exteriores. Recientemente comenzó con síntomas similares a una gripe, resultando positivo a la prueba por COVID19. En realidad, lo que le preocupa a Alejandro, además de faltar a su trabajo dedicado a las ventas, es que sus hijos tienen 4 y 2 años, es decir, no tienen aún inmunidad alguna por no haber sido sujetos de recepción de la vacuna, con el agregado que parece que compañeros suyos acudieron a España recientemente, país en donde se han registrado contagios por la llamada viruela del mono, por lo que el riesgo aumenta considerablemente respecto del contagio.

Si algo nos enseñó la pandemia por COVID19 es lo vulnerables que somos como país en todos los aspectos. Mucho de ello en función del mal sistema de salud con el que contamos y que, hasta la fecha, no ha llegado a cumplirse la promesa de equiparar a Dinamarca en ese rubro, ya que ni la infraestructura, ni la suficiencia de insumos o medicamentos, ni la calidad del servicio e, incluso, la certeza del personal médico respecto de su seguridad personal y laboral, se acercan en lo más mínimo a un estado de bienestar.

Los problemas de prevención han sido muy graves, ya que, mientras en países alejados de nuestra región comienzan contagios descontrolados, el discurso de las autoridades de salud en México, han desestimado sin fundamento esas circunstancias evitando tomar medidas preventivas urgentes que ayuden a mitigar más rápido y de mejor forma esas problemáticas.

Por otro lado, la instauración del INSABI, ha demostrado que lo que en un momento se señaló como un error ante la desaparición del Seguro Popular, era más que una presión política, una preocupación legítima de la forma en que se pretendía dar un giro a la atención médica para las y los mexicanos, sobre todo para el sector que no tiene acceso a esos servicios por no contar con IMSS o ISSSTE, motivo por el cual, en su momento, se creó al Seguro Popular como un esquemas superior de atención que cada año atendiera a más personas y con mayor número de especialidades.

Mientras se desestiman los casos de viruela del mono con el antiguo discurso de que a México no llegará, ya se tiene documentado el primer caso de una enfermedad que, a pesar de no tener los mismos efectos de transmisión ni consecuencias del coronavirus, sí requerimos ponerle toda la atención para atajar cualquier inconveniente.

Al mismo tiempo, los casos por COVID 19 van en aumento, registrándose cifras importantes en las últimas 24 horas, al grado de que la propia Organización Mundial de la Salud ha pedido no echar en saco roto esa circunstancia y atender los casos de manera pronta, además de no relajar las medidas de distanciamiento social para evitar un pico en los contagios que pueda traer consecuencias verdaderamente malas.

Esta combinación entre una nueva problemática de salud, aderezada con la prevalencia del coronavirus y un sistema de salud deficiente que se ha alimentado exclusivamente de discursos, verdaderamente preocupa cuando el pueblo de México se ha dado cuenta que si algo debe ser tutelado por las autoridades es el derecho a un cuidado digno de la salud.


Alejandro es un padre de familia que vive en una de las entidades federativas en las que se decretó que ya no es necesario el uso del cubrebocas en espacios interiores y mucho menos en exteriores. Recientemente comenzó con síntomas similares a una gripe, resultando positivo a la prueba por COVID19. En realidad, lo que le preocupa a Alejandro, además de faltar a su trabajo dedicado a las ventas, es que sus hijos tienen 4 y 2 años, es decir, no tienen aún inmunidad alguna por no haber sido sujetos de recepción de la vacuna, con el agregado que parece que compañeros suyos acudieron a España recientemente, país en donde se han registrado contagios por la llamada viruela del mono, por lo que el riesgo aumenta considerablemente respecto del contagio.

Si algo nos enseñó la pandemia por COVID19 es lo vulnerables que somos como país en todos los aspectos. Mucho de ello en función del mal sistema de salud con el que contamos y que, hasta la fecha, no ha llegado a cumplirse la promesa de equiparar a Dinamarca en ese rubro, ya que ni la infraestructura, ni la suficiencia de insumos o medicamentos, ni la calidad del servicio e, incluso, la certeza del personal médico respecto de su seguridad personal y laboral, se acercan en lo más mínimo a un estado de bienestar.

Los problemas de prevención han sido muy graves, ya que, mientras en países alejados de nuestra región comienzan contagios descontrolados, el discurso de las autoridades de salud en México, han desestimado sin fundamento esas circunstancias evitando tomar medidas preventivas urgentes que ayuden a mitigar más rápido y de mejor forma esas problemáticas.

Por otro lado, la instauración del INSABI, ha demostrado que lo que en un momento se señaló como un error ante la desaparición del Seguro Popular, era más que una presión política, una preocupación legítima de la forma en que se pretendía dar un giro a la atención médica para las y los mexicanos, sobre todo para el sector que no tiene acceso a esos servicios por no contar con IMSS o ISSSTE, motivo por el cual, en su momento, se creó al Seguro Popular como un esquemas superior de atención que cada año atendiera a más personas y con mayor número de especialidades.

Mientras se desestiman los casos de viruela del mono con el antiguo discurso de que a México no llegará, ya se tiene documentado el primer caso de una enfermedad que, a pesar de no tener los mismos efectos de transmisión ni consecuencias del coronavirus, sí requerimos ponerle toda la atención para atajar cualquier inconveniente.

Al mismo tiempo, los casos por COVID 19 van en aumento, registrándose cifras importantes en las últimas 24 horas, al grado de que la propia Organización Mundial de la Salud ha pedido no echar en saco roto esa circunstancia y atender los casos de manera pronta, además de no relajar las medidas de distanciamiento social para evitar un pico en los contagios que pueda traer consecuencias verdaderamente malas.

Esta combinación entre una nueva problemática de salud, aderezada con la prevalencia del coronavirus y un sistema de salud deficiente que se ha alimentado exclusivamente de discursos, verdaderamente preocupa cuando el pueblo de México se ha dado cuenta que si algo debe ser tutelado por las autoridades es el derecho a un cuidado digno de la salud.