/ miércoles 30 de septiembre de 2020

Día internacional del adulto mayor

Una sociedad no ha resuelto sus problemas si inicialmente no atiende su población adulta mayor, ya que esa omisión implica no contar con un esquema responsable de pensiones para quien ha entregado su vida entera en hacer funcionar desde familias hasta sociedades enteras.

Cuando nos referimos a sectores a nivel poblacional, además del género, un diferenciador natural y muy utilizado es el que se refiere a las edades de los habitantes de un país. Usualmente existe una visibilización mayor para niñas y niños por la perspectiva educativa, económica y de salud que tienen; en el caso de los jóvenes y adultos jóvenes se centra en el impacto que tiene su existencia para la sociedad en general; asimismo, tenemos el sector de los adultos mayores o personas de edad como les denomina la ONU. Este sector de la población había sido olvidado durante mucho tiempo a pesar de que el papel social que jugaban era de pilar y guía para la ciudadanía y, sobretodo, de gobernantes que veían en ellos consejos de sabiduría que les permitían tomar decisiones informadas.

En la historia moderna no es sino hasta 1990 que la Asamblea General de la ONU proclama el Día Internacional de las Personas de Edad, como una de las primeras acciones para impulsar el Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento que tenía ya 8 años de creado y poco avance real.

Incluso, en lo concerniente a la conformación de la Agenda 2030, se busca como parte de los objetivos, garantizar derechos humanos a este sector de la población a través de erradicar el hambre en ese grupo de edad, complementado con el acceso al espacio público seguro incluyendo al transporte.

No debemos olvidar que con la crisis sanitaria que vivimos por Covid 19, el sector más afectado es el de los adultos mayores, ya que 8 de cada 10 fallecidos por esta situación se encuentra en el grupo de mayores de 60 años, ello aunado al esquema de abandono y separación social que agudiza el esquema de emociones lastimadas que incide directamente en su salud mental, poniéndolos, además, dentro del encargo de cuidados de menores en una educación que se centra en casa.

En realidad, no se trata de la simple incorporación de apoyos gubernamentales mínimos, sino de garantizar condiciones para un retiro digno independientemente del sector productivo del que formaron parte.

Fundamental considerar que, en la actualidad, cerca del 8 por ciento de la población mexicana es mayor de 60 años, pero la perspectiva para 2050 es que ese número llegue al 23 por ciento, es decir, será el sector más grande de la población con toda la carga económica y de salud que eso implica.

En ese sentido, nuestro país debe establecer una serie de reformas al sistema de pensiones, así como planes de salud que se conviertan en eficacia pura; que les allegue a los adultos mayores algo de lo mucho que nos han aportado productivamente durante sus vidas sin la necesidad de obtener simples apoyos que no resuelven el problema y que, a la larga, es una tarea que ningún gobierno ni sus finanzas puede sostener.

Por ello en la conmemoración del próximo 1 de octubre, debemos reflexionar de cara a opciones de bienestar para las personas que mucho han trabajado para obtener, por lo menos, un descanso sin sobresaltos y con todos los servicios de primera calidad.

Una sociedad no ha resuelto sus problemas si inicialmente no atiende su población adulta mayor, ya que esa omisión implica no contar con un esquema responsable de pensiones para quien ha entregado su vida entera en hacer funcionar desde familias hasta sociedades enteras.

Cuando nos referimos a sectores a nivel poblacional, además del género, un diferenciador natural y muy utilizado es el que se refiere a las edades de los habitantes de un país. Usualmente existe una visibilización mayor para niñas y niños por la perspectiva educativa, económica y de salud que tienen; en el caso de los jóvenes y adultos jóvenes se centra en el impacto que tiene su existencia para la sociedad en general; asimismo, tenemos el sector de los adultos mayores o personas de edad como les denomina la ONU. Este sector de la población había sido olvidado durante mucho tiempo a pesar de que el papel social que jugaban era de pilar y guía para la ciudadanía y, sobretodo, de gobernantes que veían en ellos consejos de sabiduría que les permitían tomar decisiones informadas.

En la historia moderna no es sino hasta 1990 que la Asamblea General de la ONU proclama el Día Internacional de las Personas de Edad, como una de las primeras acciones para impulsar el Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento que tenía ya 8 años de creado y poco avance real.

Incluso, en lo concerniente a la conformación de la Agenda 2030, se busca como parte de los objetivos, garantizar derechos humanos a este sector de la población a través de erradicar el hambre en ese grupo de edad, complementado con el acceso al espacio público seguro incluyendo al transporte.

No debemos olvidar que con la crisis sanitaria que vivimos por Covid 19, el sector más afectado es el de los adultos mayores, ya que 8 de cada 10 fallecidos por esta situación se encuentra en el grupo de mayores de 60 años, ello aunado al esquema de abandono y separación social que agudiza el esquema de emociones lastimadas que incide directamente en su salud mental, poniéndolos, además, dentro del encargo de cuidados de menores en una educación que se centra en casa.

En realidad, no se trata de la simple incorporación de apoyos gubernamentales mínimos, sino de garantizar condiciones para un retiro digno independientemente del sector productivo del que formaron parte.

Fundamental considerar que, en la actualidad, cerca del 8 por ciento de la población mexicana es mayor de 60 años, pero la perspectiva para 2050 es que ese número llegue al 23 por ciento, es decir, será el sector más grande de la población con toda la carga económica y de salud que eso implica.

En ese sentido, nuestro país debe establecer una serie de reformas al sistema de pensiones, así como planes de salud que se conviertan en eficacia pura; que les allegue a los adultos mayores algo de lo mucho que nos han aportado productivamente durante sus vidas sin la necesidad de obtener simples apoyos que no resuelven el problema y que, a la larga, es una tarea que ningún gobierno ni sus finanzas puede sostener.

Por ello en la conmemoración del próximo 1 de octubre, debemos reflexionar de cara a opciones de bienestar para las personas que mucho han trabajado para obtener, por lo menos, un descanso sin sobresaltos y con todos los servicios de primera calidad.