/ miércoles 18 de marzo de 2020

De la lentitud a la parsimonia del Gobierno Federal

Hay que contradecir al Gobierno Federal.

Ante la pandemia mundial declarada por la Organización Mundial de la Salud por el contagio de COVID-19, el gobierno mexicano ha sido lento en reaccionar, a diferencia de otros países donde se han tomado medidas tanto de distanciamiento social, así como para detectar los posibles contagios.

En sentido contrario, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se da el lujo de abrazar y besar niñas que se cruzan en su camino, y cuándo se cuestiona al subsecretario de salud, qué pasaría si el mandatario federal fuera portador del coronavirus, responde con una aseveración tan religiosa como irrisoria: “el Presidente es una fuerza moral, no es una fuerza de contagio”.

Lo anterior, en un contexto en el que la OMS ha dado a conocer que existe presencia del virus en 151 naciones y el contagio crece de manera exponencial.

De acuerdo con el boletín técnico, se han confirmado 86 mil 429 casos fuera de China y 3 mil 388 defunciones. En México hasta el día de hoy se han confirmado 82 casos de COVID-19 y 171 casos sospechosos, cuando apenas el viernes se registraban 26 casos positivos.

Al 16 de marzo de 2020, a nivel mundial se han reportado 167 mil 506 casos confirmados de COVID-19 y 6 mil 606 defunciones, con una tasa de letalidad global: 3.94%.

El mundo está en un elevado nivel de alerta, pero México ha decidido tomar las cosas con total parsimonia, incluso ha negado afectaciones económicas y colapso del sistema de salud pública.

Ante la irresponsabilidad del Gobierno Federal, el bienestar social apela a la responsabilidad ciudadana para proteger su salud y la de los suyos. Si el presidente continúa diciendo que no es necesario parar actividades, las empresas, organizaciones y entidades, han respondido, y han adoptado medidas como el home office, clases virtuales, cancelación de espectáculos como futbol, tianguis turístico, porque a ellos sí les importa la salud de los mexicanos.

Es nuestra responsabilidad contradecir al Gobierno Federal que insiste en que no pasa nada, y defender el bien común como lo es la salud, ya que ha quedado claro que el Presidente actúa de manera tardía.

Aunado a lo anterior, hay que mencionar que con la desaparición del Seguro Popular y la entrada en vigor del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), México tiene un sistema de salud desmantelado, sin siquiera tener en inventario de medicina para paliar el dolor, como tradicionalmente se receta: naproxeno o paracetamol; ello, derivado de la compra consolidada de medicamento.

Por si el panorama fuera desalentador por la indeferencia del presidente de México y la inacción del gobierno federal, la cereza en el pastel viene a ser el colapso económico que representa el aumento en el precio de dólar, que ya generó el primer lunes negro, de ahí que los mexicanos debemos actuar y hacerlo ya para contener el contagio y evitar arrepentimientos futuros.

Hay que contradecir al Gobierno Federal.

Ante la pandemia mundial declarada por la Organización Mundial de la Salud por el contagio de COVID-19, el gobierno mexicano ha sido lento en reaccionar, a diferencia de otros países donde se han tomado medidas tanto de distanciamiento social, así como para detectar los posibles contagios.

En sentido contrario, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se da el lujo de abrazar y besar niñas que se cruzan en su camino, y cuándo se cuestiona al subsecretario de salud, qué pasaría si el mandatario federal fuera portador del coronavirus, responde con una aseveración tan religiosa como irrisoria: “el Presidente es una fuerza moral, no es una fuerza de contagio”.

Lo anterior, en un contexto en el que la OMS ha dado a conocer que existe presencia del virus en 151 naciones y el contagio crece de manera exponencial.

De acuerdo con el boletín técnico, se han confirmado 86 mil 429 casos fuera de China y 3 mil 388 defunciones. En México hasta el día de hoy se han confirmado 82 casos de COVID-19 y 171 casos sospechosos, cuando apenas el viernes se registraban 26 casos positivos.

Al 16 de marzo de 2020, a nivel mundial se han reportado 167 mil 506 casos confirmados de COVID-19 y 6 mil 606 defunciones, con una tasa de letalidad global: 3.94%.

El mundo está en un elevado nivel de alerta, pero México ha decidido tomar las cosas con total parsimonia, incluso ha negado afectaciones económicas y colapso del sistema de salud pública.

Ante la irresponsabilidad del Gobierno Federal, el bienestar social apela a la responsabilidad ciudadana para proteger su salud y la de los suyos. Si el presidente continúa diciendo que no es necesario parar actividades, las empresas, organizaciones y entidades, han respondido, y han adoptado medidas como el home office, clases virtuales, cancelación de espectáculos como futbol, tianguis turístico, porque a ellos sí les importa la salud de los mexicanos.

Es nuestra responsabilidad contradecir al Gobierno Federal que insiste en que no pasa nada, y defender el bien común como lo es la salud, ya que ha quedado claro que el Presidente actúa de manera tardía.

Aunado a lo anterior, hay que mencionar que con la desaparición del Seguro Popular y la entrada en vigor del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), México tiene un sistema de salud desmantelado, sin siquiera tener en inventario de medicina para paliar el dolor, como tradicionalmente se receta: naproxeno o paracetamol; ello, derivado de la compra consolidada de medicamento.

Por si el panorama fuera desalentador por la indeferencia del presidente de México y la inacción del gobierno federal, la cereza en el pastel viene a ser el colapso económico que representa el aumento en el precio de dólar, que ya generó el primer lunes negro, de ahí que los mexicanos debemos actuar y hacerlo ya para contener el contagio y evitar arrepentimientos futuros.