/ domingo 23 de julio de 2017

Conferencia en Tlanalapa

Tulancingo, Hidalgo.-  Fui invitado a dar una plática sobre la evangelización en Tlanalapa y sobre el templo de su Parroquia. Tlanalapa como ustedes saben está situada muy cerca de Tepeapulco y se accede a ella por la misma carretera que va de Pachuca a Cd. Sahagún, pero antes de llegar se toma hacia la derecha y en cinco minutos se llega a este municipio. Como el tema era poco conocido tenía mis dudas, pero finalmente un oriundo del lugar, el sacerdote Natalio Ortega Rodríguez, actual párroco de La Asunción de Pachuca, quien es además un historiador muy destacado, con estudios en la UNAM, me convenció y me puso a estudiar. Descubrí detalles muy interesantes que quiero compartir con ustedes un resumen sobre este tema. Primero empecé con una reseña de la llegada de los franciscanos a la ciudad de México Tenochtitlán a principios de la conquista y luego vimos la llegada de estos mismos frailes, muy virtuosos, a Tepeapulco, que para la época ya era una ciudad muy importante. A saber: Apenas llegados los españoles al territorio Mexica, desde Europa se empieza a gestar la llamada conquista espiritual. Efectivamente los superiores de las órdenes mendicantes que existían establecidas en España realizan reuniones y selecciones de entre sus integrantes para ver quiénes son dignos de la gran epopeya que significa enseñar la fe cristiana en América y resistir el cúmulo de vicisitudes que implica tal empresa. Y es así como deciden, previo permiso o del Rey y del Sumo Pontífice, enviar en calidad de misioneros a los doce primeros frailes franciscanos que habrían de iniciar estas empresas espirituales entregando su persona, su vida entera a una tarea de tiempo completo sin más preparativos o equipajes que su inquebrantable fe y su deseo sincero de convertir a los naturales. Los primeros en llegar fueron tres franciscanos que pidieron permisos al emperador y consiguieron llegar en 1523, eran flamencos los tres, Juan de Tecto, Juan de Aura y el lego Pedro de Gante. Los dos primeros murieron al acompañar a Cortés a la expedición a Honduras, según Mendieta, cronista de la orden, Tecto murió de hambre “arrimándose a un árbol de pura flaqueza”, Pedro de Gante no fue con ellos a la expedición porque se había quedado en Texcoco, que al principio de la conquista era un centro cultural muy importante, para estudiar y aprender la lengua de los mexicanos o sea el Nahuatl. Los primeros doce franciscanos, que después de estos 3 arribaron ya con permiso del Papa y que fueron enviados por el superior de la orden Fray Francisco de los Ángeles, que fue de apellido Quiñones, y que antes de ser electo para ese cargo había pedido él mismo permiso para venir a América a evangelizar fueron: Fray Martin de Valencia que venía como cabeza y superior de los doce, Francisco de Soto, Martin de Jesús, Juan Suárez, Antonio de Ciudad Rodrigo, Toribio de Benavente (Motolinía), García de Cisneros Luis de Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Jiménez y los Frailes legos, Andrés de Córdoba y Juan de Palos. Y así fue efectivamente en pobreza y humildad, en cruz y alegría, en amor desinteresado y pleno, hasta la pérdida de la propia vida, como los Doce fueron a México a predicar a Cristo y formaron allí “la custodia del Santo Evangelio”. Estos doce misioneros llegaron a México el 13 de mayo de 1524, habiendo partido de San Lucar de Barrameda el 25 de enero. Bernal Díaz del Castillo dice en su afamada obra sobre la historia de la conquista que: “En cuanto supo Cortés que los franciscanos estaban en el puerto de Veracruz, mandó que por donde viniesen barrieran los caminos, y los fueran recibiendo con campanas, cruces, velas encendidas y mucho acatamiento de rodillas y besándoles las manos y los hábitos. Ya cerca de México, Hernán Cortés salió a recibirlos con la mayor solemnidad. Los indios se admiraban de sobremanera al ver a los españoles más grandes y poderosos besando de rodillas, los hábitos y honrando con tanta reverencia a aquellos tan pequeños y miserables que venían según apunta Bernal Días: “descalzos y flacos, y los hábitos rotos, y no llevaron caballos sino a pie, y muy amarillos”. Y añade: “Desde entonces tomaron ejemplo todos los indios y ahora cuando vienen los religiosos les hacen aquellos recibimientos y acatos.» Así pues casi inmediatamente a su arribo, llegaron los franciscanos a Tepeapulco. Durante la conquista los de esta ciudad que contaba en 1521 con 20,000 habitantes, participaron en el sitio de Tenochtitlan con malos resultados ya que murieron todos los integrantes del Tecutli. Hernán Cortés obtuvo de la Santa Sede el patronazgo de Tepeapulco y comenzó a fabricar ahí una residencia, que la Audiencia suspendió por no contar con permiso del Rey. Hay también el dato de que, al poco tiempo, los franciscanos establecieron ahí en Tepeapulco un hospital que tuvo por advocación la de Nuestra Señora de la Concepción. Todo esto bajo la rectoría de Fray Andrés de Olmos que era en prior del Convento fundado ahí por los religiosos. También pidieron a España que les enviaran religiosas para fundar escuelas para las niñas indias. Hay en terrenos del municipio de Tepeapulco, un Acueducto de 23 km. de largo que fue obra de los franciscanos que lo comenzaron alrededor de año 1541, construido de “cal y canto” que conducía el agua de un manantial situado en Otumba a poco más de 4 leguas. En la caja del agua que existe en la población, hay una piedra grabada que en su parte legible dice: “Reinando en las Españas la Magestad de nuestro católico Monarca D. Carlos III que Dios guarde…” (Sic) Correspondió la Evangelización de Tlanalapa a los Franciscanos de Tepeapulco, que habiendo fundado en 1527 ahí un Convento, a unos veinte años después a mediados del siglo XVI construyeron en Tlanalapa que era una de sus principales misiones, una parroquia de buen tamaño y buena fábrica. El inmueble además, cuenta con sacristía bautisterio y casa cural que construida en dos pisos, rodea un patio, aparte del atrio que es rectangular. La portada del templo es un ejemplar del plateresco del siglo XVI, con Alfiz (como la portada del templo del Convento de Tepeapulco) que envuelve el arco y descansa sobre las columnas laterales de la portada, este elemento es de origen Románico y fue muy usado en Europa durante la Edad Media; a su vez sobre el Alfiz descansa la ventanita del coro común en todo el plateresco de la época. En la viguería de la cubierta hay varias leyendas o inscripciones que según las crónicas son de dos remodelaciones y las que quedan legibles dicen: “se comenzó en 18 de Marzo de 1736” y la otra dice: “Albino Castillo, Abril 16 de 1891.” Esta fue la forma como se empezó la Evangelización de Tlanalapa. Vino, como ya vimos, del primer establecimiento religioso de la zona, que fue Tepeapulco. Ya vimos que inmediatamente de que los franciscanos se establecieron ahí, empezaron a recorrer la región evangelizando a las comunidades vecinas. Tlanalapa, que tiene origen prehispánico muy claro, (el lugar sobre la abundancia del agua) es inmediatamente atendida y no solo se predica aquí sino que se construye esta parroquia. Así que debemos concluir que la evangelización o nacimiento del cristianismo aquí en Tlanalapa es paralelo al de la vecina Tepeapulco. Tlanalapa así ha sido desde hace 5 centurias un centro de difusión del Evangelio. Julio de 2017

Tulancingo, Hidalgo.-  Fui invitado a dar una plática sobre la evangelización en Tlanalapa y sobre el templo de su Parroquia. Tlanalapa como ustedes saben está situada muy cerca de Tepeapulco y se accede a ella por la misma carretera que va de Pachuca a Cd. Sahagún, pero antes de llegar se toma hacia la derecha y en cinco minutos se llega a este municipio. Como el tema era poco conocido tenía mis dudas, pero finalmente un oriundo del lugar, el sacerdote Natalio Ortega Rodríguez, actual párroco de La Asunción de Pachuca, quien es además un historiador muy destacado, con estudios en la UNAM, me convenció y me puso a estudiar. Descubrí detalles muy interesantes que quiero compartir con ustedes un resumen sobre este tema. Primero empecé con una reseña de la llegada de los franciscanos a la ciudad de México Tenochtitlán a principios de la conquista y luego vimos la llegada de estos mismos frailes, muy virtuosos, a Tepeapulco, que para la época ya era una ciudad muy importante. A saber: Apenas llegados los españoles al territorio Mexica, desde Europa se empieza a gestar la llamada conquista espiritual. Efectivamente los superiores de las órdenes mendicantes que existían establecidas en España realizan reuniones y selecciones de entre sus integrantes para ver quiénes son dignos de la gran epopeya que significa enseñar la fe cristiana en América y resistir el cúmulo de vicisitudes que implica tal empresa. Y es así como deciden, previo permiso o del Rey y del Sumo Pontífice, enviar en calidad de misioneros a los doce primeros frailes franciscanos que habrían de iniciar estas empresas espirituales entregando su persona, su vida entera a una tarea de tiempo completo sin más preparativos o equipajes que su inquebrantable fe y su deseo sincero de convertir a los naturales. Los primeros en llegar fueron tres franciscanos que pidieron permisos al emperador y consiguieron llegar en 1523, eran flamencos los tres, Juan de Tecto, Juan de Aura y el lego Pedro de Gante. Los dos primeros murieron al acompañar a Cortés a la expedición a Honduras, según Mendieta, cronista de la orden, Tecto murió de hambre “arrimándose a un árbol de pura flaqueza”, Pedro de Gante no fue con ellos a la expedición porque se había quedado en Texcoco, que al principio de la conquista era un centro cultural muy importante, para estudiar y aprender la lengua de los mexicanos o sea el Nahuatl. Los primeros doce franciscanos, que después de estos 3 arribaron ya con permiso del Papa y que fueron enviados por el superior de la orden Fray Francisco de los Ángeles, que fue de apellido Quiñones, y que antes de ser electo para ese cargo había pedido él mismo permiso para venir a América a evangelizar fueron: Fray Martin de Valencia que venía como cabeza y superior de los doce, Francisco de Soto, Martin de Jesús, Juan Suárez, Antonio de Ciudad Rodrigo, Toribio de Benavente (Motolinía), García de Cisneros Luis de Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Jiménez y los Frailes legos, Andrés de Córdoba y Juan de Palos. Y así fue efectivamente en pobreza y humildad, en cruz y alegría, en amor desinteresado y pleno, hasta la pérdida de la propia vida, como los Doce fueron a México a predicar a Cristo y formaron allí “la custodia del Santo Evangelio”. Estos doce misioneros llegaron a México el 13 de mayo de 1524, habiendo partido de San Lucar de Barrameda el 25 de enero. Bernal Díaz del Castillo dice en su afamada obra sobre la historia de la conquista que: “En cuanto supo Cortés que los franciscanos estaban en el puerto de Veracruz, mandó que por donde viniesen barrieran los caminos, y los fueran recibiendo con campanas, cruces, velas encendidas y mucho acatamiento de rodillas y besándoles las manos y los hábitos. Ya cerca de México, Hernán Cortés salió a recibirlos con la mayor solemnidad. Los indios se admiraban de sobremanera al ver a los españoles más grandes y poderosos besando de rodillas, los hábitos y honrando con tanta reverencia a aquellos tan pequeños y miserables que venían según apunta Bernal Días: “descalzos y flacos, y los hábitos rotos, y no llevaron caballos sino a pie, y muy amarillos”. Y añade: “Desde entonces tomaron ejemplo todos los indios y ahora cuando vienen los religiosos les hacen aquellos recibimientos y acatos.» Así pues casi inmediatamente a su arribo, llegaron los franciscanos a Tepeapulco. Durante la conquista los de esta ciudad que contaba en 1521 con 20,000 habitantes, participaron en el sitio de Tenochtitlan con malos resultados ya que murieron todos los integrantes del Tecutli. Hernán Cortés obtuvo de la Santa Sede el patronazgo de Tepeapulco y comenzó a fabricar ahí una residencia, que la Audiencia suspendió por no contar con permiso del Rey. Hay también el dato de que, al poco tiempo, los franciscanos establecieron ahí en Tepeapulco un hospital que tuvo por advocación la de Nuestra Señora de la Concepción. Todo esto bajo la rectoría de Fray Andrés de Olmos que era en prior del Convento fundado ahí por los religiosos. También pidieron a España que les enviaran religiosas para fundar escuelas para las niñas indias. Hay en terrenos del municipio de Tepeapulco, un Acueducto de 23 km. de largo que fue obra de los franciscanos que lo comenzaron alrededor de año 1541, construido de “cal y canto” que conducía el agua de un manantial situado en Otumba a poco más de 4 leguas. En la caja del agua que existe en la población, hay una piedra grabada que en su parte legible dice: “Reinando en las Españas la Magestad de nuestro católico Monarca D. Carlos III que Dios guarde…” (Sic) Correspondió la Evangelización de Tlanalapa a los Franciscanos de Tepeapulco, que habiendo fundado en 1527 ahí un Convento, a unos veinte años después a mediados del siglo XVI construyeron en Tlanalapa que era una de sus principales misiones, una parroquia de buen tamaño y buena fábrica. El inmueble además, cuenta con sacristía bautisterio y casa cural que construida en dos pisos, rodea un patio, aparte del atrio que es rectangular. La portada del templo es un ejemplar del plateresco del siglo XVI, con Alfiz (como la portada del templo del Convento de Tepeapulco) que envuelve el arco y descansa sobre las columnas laterales de la portada, este elemento es de origen Románico y fue muy usado en Europa durante la Edad Media; a su vez sobre el Alfiz descansa la ventanita del coro común en todo el plateresco de la época. En la viguería de la cubierta hay varias leyendas o inscripciones que según las crónicas son de dos remodelaciones y las que quedan legibles dicen: “se comenzó en 18 de Marzo de 1736” y la otra dice: “Albino Castillo, Abril 16 de 1891.” Esta fue la forma como se empezó la Evangelización de Tlanalapa. Vino, como ya vimos, del primer establecimiento religioso de la zona, que fue Tepeapulco. Ya vimos que inmediatamente de que los franciscanos se establecieron ahí, empezaron a recorrer la región evangelizando a las comunidades vecinas. Tlanalapa, que tiene origen prehispánico muy claro, (el lugar sobre la abundancia del agua) es inmediatamente atendida y no solo se predica aquí sino que se construye esta parroquia. Así que debemos concluir que la evangelización o nacimiento del cristianismo aquí en Tlanalapa es paralelo al de la vecina Tepeapulco. Tlanalapa así ha sido desde hace 5 centurias un centro de difusión del Evangelio. Julio de 2017