/ domingo 27 de diciembre de 2020

Columna Paso a desnivel

Este año fue desgarrador. Llegó el enemigo sin hacer ruido. Sin dejarse ver, sin que lo notamos.

Y al presentarse, nos hizo reconocer, entender y comprobar nuestra fragilidad como seres humanos…

Cuando reaccionamos, su letalidad ya era manifiesta.

Nos tenía como sitiados.

Nos tenía contra la pared.

Tratamos de reaccionar y ante un enemigo tan silencioso, tan poderoso, solo tuvimos una tela para cubrirnos la boca, metro y medio de distancia y, ser y quedar ajenos a toda manifestación afectiva. No saludos de mano, no abrazos, ni besos… Solo la gesticulación y la mirada…


El enemigo ha sido despiadado… el enemigo, ha sido cruel…

No solo se llevó a nuestros seres queridos…

Agredió con toda su maldad a quienes han honrado con su juramento cuidar de nuestra salud.

También a ellos, a la defensa y resistencia en las trincheras del peligro, también los ha minado. Nuestro saludo a quienes no tienen otro propósito que llevar a cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo el bien y la salud a los pacientes.


El enemigo no se detiene… Es despiadado, y apoyado por las grandes dosis de inconsciencia, nosotros le hemos dado el combustible para que su incendio se agigante…

Nuestro enemigo nos ha arrebatado, desgarrando nuestras vidas, a familiares y amigos.

Nos llevó al ocultamiento, nos emboscó.

Nos quitó la tranquilidad, nos despojó de la seguridad. Nos llenó de dudas… Y de a poco, fuimos perdiendo la sonrisa…


Tratamos de dar el paso al frente…

“No existen dijeron unos”, “es una farsa dijeron otros”, todos trataban de silbar en la oscuridad para espantar el miedo.

Era como querer espantar a un dragón con un cerillo prendido.

El mundo ha unido esfuerzos y, por la prisa misma, parece que van lentos. Pero ahí van.

También es claro que, pese a los riesgos ya la letalidad, la humanidad prevalece.


Muy duramente, al paso de recios días, hemos aprendido a conocer a qué nos enfrentamos.

Solo tenemos una responsabilidad en nuestro entorno.

Nadie nos pide actos heroicos, nadie nos pide salir a la llanura y combatir sin armas al ejército más poderoso.

No nos dan una ballesta para combatir contra los cañones. Nadie hace eso.

El elemento que necesitamos, el arma que requiere es muy sencilla.

¡Cuídate! Nada más, pero tampoco nada menos. Solo cuídate.

Si lo haces estarás respetando a quienes han perdido la vida cuidándote.

Si no lo hacemos las consecuencias son ya conocidas.

El silencio nos anulará y ya no seremos, ni estaremos…

Y hoy, aún somos sonrisa, palabra para decir en todos los tonos: Gracias a la vida…!

Estar vivos siempre es una posibilidad.

No la echemos a perder…

Mar.

Este año fue desgarrador. Llegó el enemigo sin hacer ruido. Sin dejarse ver, sin que lo notamos.

Y al presentarse, nos hizo reconocer, entender y comprobar nuestra fragilidad como seres humanos…

Cuando reaccionamos, su letalidad ya era manifiesta.

Nos tenía como sitiados.

Nos tenía contra la pared.

Tratamos de reaccionar y ante un enemigo tan silencioso, tan poderoso, solo tuvimos una tela para cubrirnos la boca, metro y medio de distancia y, ser y quedar ajenos a toda manifestación afectiva. No saludos de mano, no abrazos, ni besos… Solo la gesticulación y la mirada…


El enemigo ha sido despiadado… el enemigo, ha sido cruel…

No solo se llevó a nuestros seres queridos…

Agredió con toda su maldad a quienes han honrado con su juramento cuidar de nuestra salud.

También a ellos, a la defensa y resistencia en las trincheras del peligro, también los ha minado. Nuestro saludo a quienes no tienen otro propósito que llevar a cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo el bien y la salud a los pacientes.


El enemigo no se detiene… Es despiadado, y apoyado por las grandes dosis de inconsciencia, nosotros le hemos dado el combustible para que su incendio se agigante…

Nuestro enemigo nos ha arrebatado, desgarrando nuestras vidas, a familiares y amigos.

Nos llevó al ocultamiento, nos emboscó.

Nos quitó la tranquilidad, nos despojó de la seguridad. Nos llenó de dudas… Y de a poco, fuimos perdiendo la sonrisa…


Tratamos de dar el paso al frente…

“No existen dijeron unos”, “es una farsa dijeron otros”, todos trataban de silbar en la oscuridad para espantar el miedo.

Era como querer espantar a un dragón con un cerillo prendido.

El mundo ha unido esfuerzos y, por la prisa misma, parece que van lentos. Pero ahí van.

También es claro que, pese a los riesgos ya la letalidad, la humanidad prevalece.


Muy duramente, al paso de recios días, hemos aprendido a conocer a qué nos enfrentamos.

Solo tenemos una responsabilidad en nuestro entorno.

Nadie nos pide actos heroicos, nadie nos pide salir a la llanura y combatir sin armas al ejército más poderoso.

No nos dan una ballesta para combatir contra los cañones. Nadie hace eso.

El elemento que necesitamos, el arma que requiere es muy sencilla.

¡Cuídate! Nada más, pero tampoco nada menos. Solo cuídate.

Si lo haces estarás respetando a quienes han perdido la vida cuidándote.

Si no lo hacemos las consecuencias son ya conocidas.

El silencio nos anulará y ya no seremos, ni estaremos…

Y hoy, aún somos sonrisa, palabra para decir en todos los tonos: Gracias a la vida…!

Estar vivos siempre es una posibilidad.

No la echemos a perder…

Mar.