/ jueves 18 de noviembre de 2021

Biden a la baja, inflación a la alta

Con los medios de comunicación totalmente a favor de la gestión de Joe Biden es complicado encontrar un análisis económico imparcial, pero la ventaja es que los datos no mienten: El producto interior bruto de Estados Unidos en el tercer trimestre de 2021 ha crecido un 0,5% respecto al trimestre anterior. Esta tasa es 11 décimas menor que la del segundo trimestre de 2021, cuando fue del 1,6%. La variación interanual del PIB ha sido del 4,9%, 73 décimas menor que la del segundo trimestre de 2021, cuando fue del 12,2%.

Ahora bien, para ser justos hay que preguntarnos la tendencia que dejó Trump, el cual recuperó la economía de un bajo crecimiento antes de la pandemia pero es evidente que a crisis golpeó con fuerza al país (caída del PIB del 4.3%) aunque su comportamiento fue mejor que en otros países desarrollados (contracción de 5.8%).

Pero el gran error de Trump fue la deuda federal, que llegaría al 98% del PIB del año fiscal 2020 en septiembre, recordemos que al inicio de su gestión se ubicaba en el 70%; según los últimos datos publicados, el gasto público se dedicó a educación un 13,4%, a sanidad un 22,55% y a defensa un 7,93%. Un punto a favor es que, en 2019, la tasa de desempleo alcanzó el 3,5%, la tasa más baja en cinco décadas, situación revertida por la ya citada causa.

La coyuntura política hizo que Biden tomara el timón, para cualquier economista lo que debió promover era justamente seguir fortaleciendo el empleo y defender con uñas y dientes la exportación de productos; al mismo tiempo corregir los errores de Trump en cuanto al aumento de la deuda externa, mantenido la disciplina fiscal, pero no fue así, su plan de recuperación, en voz del el senador republicano Lindsey Graham era "ridículamente costoso", para ser exactos, 6 billones de dólares; de acuerdo al proyecto, la deuda del país alcanzaría el 117% de su Producto Interno Bruto (PIB) para 2031, lo que sobrepasaría los niveles que tuvo durante la Segunda Guerra Mundial.

Consecuencia de los problemas de suministro debido en gran parte a las pésimas decisiones, la mala visión del plan de rescate y el debilitamiento del empleo provocó que la inflación alcance nuevos máximos. En junio, julio y septiembre, la inflación de precios al consumidor se situó en 5,4% interanual, un máximo de 13 años además el índice de precios, subió a 4,3% interanual en agosto, el más alto en 30 años.

Para contrarrestar la racha, este lunes, 15 de noviembre, el presidente Joe Biden firmó el proyecto de ley que plantea una inversión de 1,2 billones de dólares para carreteras, ferrocarriles, puentes y puertos, entre otros, lo cual se logró gracias a la cooperación de ambos partidos.

Pero todavía necesita el apoyo en la Cámara de Representantes y del Senado para la aprobación de otra de sus propuestas de campaña, un proyecto de ley de gasto social de 1.75 billones de dólares, cuestión que generó dudas incluso en su partido y el rechazo de los republicanos (pues aumentaría el déficit fiscal).

Con base a lo anterior es sencillo comprender por qué su índice de aprobación en la encuesta Gallup ha caído 14 puntos, del 56% en junio al 42% a finales de octubre, lo que le hace menos popular en este punto que cualquier otro presidente (con excepción de Trump que llegó al 37% en plena crisis del COVID).

¿Logrará la recuperación económica de Estados Unidos? esta es la pregunta que definirá si los demócratas continuarán en el poder, porque en el bolsillo no hay discurso que endulce el ánimo.

Con los medios de comunicación totalmente a favor de la gestión de Joe Biden es complicado encontrar un análisis económico imparcial, pero la ventaja es que los datos no mienten: El producto interior bruto de Estados Unidos en el tercer trimestre de 2021 ha crecido un 0,5% respecto al trimestre anterior. Esta tasa es 11 décimas menor que la del segundo trimestre de 2021, cuando fue del 1,6%. La variación interanual del PIB ha sido del 4,9%, 73 décimas menor que la del segundo trimestre de 2021, cuando fue del 12,2%.

Ahora bien, para ser justos hay que preguntarnos la tendencia que dejó Trump, el cual recuperó la economía de un bajo crecimiento antes de la pandemia pero es evidente que a crisis golpeó con fuerza al país (caída del PIB del 4.3%) aunque su comportamiento fue mejor que en otros países desarrollados (contracción de 5.8%).

Pero el gran error de Trump fue la deuda federal, que llegaría al 98% del PIB del año fiscal 2020 en septiembre, recordemos que al inicio de su gestión se ubicaba en el 70%; según los últimos datos publicados, el gasto público se dedicó a educación un 13,4%, a sanidad un 22,55% y a defensa un 7,93%. Un punto a favor es que, en 2019, la tasa de desempleo alcanzó el 3,5%, la tasa más baja en cinco décadas, situación revertida por la ya citada causa.

La coyuntura política hizo que Biden tomara el timón, para cualquier economista lo que debió promover era justamente seguir fortaleciendo el empleo y defender con uñas y dientes la exportación de productos; al mismo tiempo corregir los errores de Trump en cuanto al aumento de la deuda externa, mantenido la disciplina fiscal, pero no fue así, su plan de recuperación, en voz del el senador republicano Lindsey Graham era "ridículamente costoso", para ser exactos, 6 billones de dólares; de acuerdo al proyecto, la deuda del país alcanzaría el 117% de su Producto Interno Bruto (PIB) para 2031, lo que sobrepasaría los niveles que tuvo durante la Segunda Guerra Mundial.

Consecuencia de los problemas de suministro debido en gran parte a las pésimas decisiones, la mala visión del plan de rescate y el debilitamiento del empleo provocó que la inflación alcance nuevos máximos. En junio, julio y septiembre, la inflación de precios al consumidor se situó en 5,4% interanual, un máximo de 13 años además el índice de precios, subió a 4,3% interanual en agosto, el más alto en 30 años.

Para contrarrestar la racha, este lunes, 15 de noviembre, el presidente Joe Biden firmó el proyecto de ley que plantea una inversión de 1,2 billones de dólares para carreteras, ferrocarriles, puentes y puertos, entre otros, lo cual se logró gracias a la cooperación de ambos partidos.

Pero todavía necesita el apoyo en la Cámara de Representantes y del Senado para la aprobación de otra de sus propuestas de campaña, un proyecto de ley de gasto social de 1.75 billones de dólares, cuestión que generó dudas incluso en su partido y el rechazo de los republicanos (pues aumentaría el déficit fiscal).

Con base a lo anterior es sencillo comprender por qué su índice de aprobación en la encuesta Gallup ha caído 14 puntos, del 56% en junio al 42% a finales de octubre, lo que le hace menos popular en este punto que cualquier otro presidente (con excepción de Trump que llegó al 37% en plena crisis del COVID).

¿Logrará la recuperación económica de Estados Unidos? esta es la pregunta que definirá si los demócratas continuarán en el poder, porque en el bolsillo no hay discurso que endulce el ánimo.