Domingo Díaz Martínez, Arzobispo de Tulancingo
Veo en las tiendas, botellitas de agua; dicen que es purificada.
Veo ríos contaminados por los residuos de las fábricas, pequeñas y grandes.
Y veo muchas casas en las colonias, escasas de agua.
Escucho que el agua de las minas que existieron, está contaminada; los ricos se llevaron el metal precioso y nos dejaron a los hidalguenses la contaminación. Así lo permitieron las autoridades de aquel tiempo.
Escucho voces alertando sobre la escasez en las colonias y comunidades; escucho avances para privatizar el agua y los permisos para explorar metales con la técnica que contamina el agua.
Y escucho que el agua será una mega carencia en el futuro, no muy lejano, porque se está escaseando y la están escondiendo.
Dicen: “Quien tenga el agua tendrá el poder”
Pienso en el gran negocio que están haciendo con el agua que están vendiendo y con el plástico de las botellas, que siguen contaminando.
Pienso en el fin que le dio al agua quien la creó, porque él nos la dio a todos, gratuitamente.
Y pienso en el agua cómo parte importante para nuestra vida: si tenemos agua, tenemos vida, si tenemos agua limpia tenemos vida limpia, pero si tenemos agua contaminada tendremos una vida contaminada.
Propongo nos pongamos de acuerdo para cuidar el agua, para defender el agua y para repartir el agua.
Propongo pidamos no construyan colonias sin antes prever el abasto suficiente de agua.
Y propongo rechacemos las tecnologías que contaminan el agua, rechacemos su privatización y cuidemos nuestros manantiales y nuestros pozos de la contaminación.
