/ sábado 22 de enero de 2022

Achille Charles Dupin, un homicida que nunca debió venir a México

PASO A DESNIVEL


Hay quienes forman parte de la historia, y otros de la tragedia.

México ha sido un espacio para la llegada de diversas personalidades.

Unos han contribuido a que se forme una nación pluricultural y otros han formado un capítulo en el compendio nacional que los ubican, por lamentables méritos propios, en las páginas de la tragedia.

Y el nombre de Achille Charles Dupin no desmerece en la lista de las personas más violentas que hayan pisado estas nobles tierras.

Este personaje obtuvo, sin reservas, el mote de “El carnicero rojo” y él se encargó de que el sobrenombre le acomodara de los pies a la cabeza.

Dupin comandó a un brutal regimiento, entre febrero de 1863 y marzo de 1865, fue en la etapa de la invasión francesa.

En México, luego de esa invasión, grupos de valientes veracruzanos se unieron y formaron grupos de guerrilla.

Charles Dupín llegó a México y organizó una contraguerrilla para combatir a la resistencia.

Este hombre, militar degradado en su país; Francia, carecía de sentimiento nobles. Era valiente, pero inhumano. Nunca tuvo sentimientos, ni siquiera el de generosidad.

Extravagante, adoptó el sombrero mexicano, se acomodó su capa de coronel; usaba botas de montar negras, o amarillas; y algunas condecoraciones prendidas en su chaqueta, de algún lado se robó unas espuelas mexicanas y las agregó a su atuendo en el que llevaba revólver al cinto, y en su silla de montar colgaba un sable.

Comandaba a sus soldados a los que el pueblo los llamaba; “los diablos”.

El desacreditado militar disfrutaba con los sobrenombres.

Y dando muestras de su ferocidad, con el pretexto de combatir a la guerrilla, quemaba ranchos, y cuanto se cruzaba en su camino.

A los guerrilleros mexicanos, los colgaba hasta darles muerte.

Y pese a su indomable maldad y sus afanes devastadores, los valientes mexicanos siempre le plantaron cara y nunca pudo vencerlos.

Al enterarse de las crueldades de Charles Dupín, Maximiliano de Habsburgo exigió su salida de nuestro país, sin embargo el Mariscal Bazaine, logró su regreso contrariando la orden del emperador.

En 1867 Francia abandonó México derrotado por las fuerzas nacionales y el facineroso militar con su banda de truhanes salió del país.

El Carnicero Rojo murió en Francia hacia 1868. Un rumor señalaba que “El Diablo había muerto en su patria, envenenado, a causa de alguna de las cuentas pendientes, que llevaba a cuestas”.

Achille Charles Dupin, un hombre que vino de lejos y se fue dejando destrucción, muerte y una triste memoria.

PASO A DESNIVEL


Hay quienes forman parte de la historia, y otros de la tragedia.

México ha sido un espacio para la llegada de diversas personalidades.

Unos han contribuido a que se forme una nación pluricultural y otros han formado un capítulo en el compendio nacional que los ubican, por lamentables méritos propios, en las páginas de la tragedia.

Y el nombre de Achille Charles Dupin no desmerece en la lista de las personas más violentas que hayan pisado estas nobles tierras.

Este personaje obtuvo, sin reservas, el mote de “El carnicero rojo” y él se encargó de que el sobrenombre le acomodara de los pies a la cabeza.

Dupin comandó a un brutal regimiento, entre febrero de 1863 y marzo de 1865, fue en la etapa de la invasión francesa.

En México, luego de esa invasión, grupos de valientes veracruzanos se unieron y formaron grupos de guerrilla.

Charles Dupín llegó a México y organizó una contraguerrilla para combatir a la resistencia.

Este hombre, militar degradado en su país; Francia, carecía de sentimiento nobles. Era valiente, pero inhumano. Nunca tuvo sentimientos, ni siquiera el de generosidad.

Extravagante, adoptó el sombrero mexicano, se acomodó su capa de coronel; usaba botas de montar negras, o amarillas; y algunas condecoraciones prendidas en su chaqueta, de algún lado se robó unas espuelas mexicanas y las agregó a su atuendo en el que llevaba revólver al cinto, y en su silla de montar colgaba un sable.

Comandaba a sus soldados a los que el pueblo los llamaba; “los diablos”.

El desacreditado militar disfrutaba con los sobrenombres.

Y dando muestras de su ferocidad, con el pretexto de combatir a la guerrilla, quemaba ranchos, y cuanto se cruzaba en su camino.

A los guerrilleros mexicanos, los colgaba hasta darles muerte.

Y pese a su indomable maldad y sus afanes devastadores, los valientes mexicanos siempre le plantaron cara y nunca pudo vencerlos.

Al enterarse de las crueldades de Charles Dupín, Maximiliano de Habsburgo exigió su salida de nuestro país, sin embargo el Mariscal Bazaine, logró su regreso contrariando la orden del emperador.

En 1867 Francia abandonó México derrotado por las fuerzas nacionales y el facineroso militar con su banda de truhanes salió del país.

El Carnicero Rojo murió en Francia hacia 1868. Un rumor señalaba que “El Diablo había muerto en su patria, envenenado, a causa de alguna de las cuentas pendientes, que llevaba a cuestas”.

Achille Charles Dupin, un hombre que vino de lejos y se fue dejando destrucción, muerte y una triste memoria.